Sandro Stella alega el carácter político de los delitos por los que Italia pide su extradición
La Sección Segunda de la Audiencia Nacional celebró ayer la vista de extradición contra Sandro Stella, intelectual italiano de 29 años, nacionalizado francés, a quien la justicia italiana acusa de subversivo con ocasión de su actividad como miembro de los Colectivos Políticos de la Región de Venecia. Stella, que se encuentra en libertad provisional tras haber permanecido tres meses en la cárcel, ratificó el carácter político y social de los hechos que se le imputan, por lo que su ahogado solicitó a la sala que denegara la extradición.
Sandro Stella fue detenido el pasado 24 de julio en Toledo, durante sus vacaciones en España, cuando denunció a la policía un robo realizado en el coche en el que viajaba con su esposa. La policía comprobó que existía una orden de detención contra Stella de 1979, procedente del Juzgado de Padua. Tras pasar tres meses en la cárcel, el 23 de octubre obtuvo la libertad provisional.El fiscal se limitó a mantener la petición de extradición y renunció a hacer preguntas. En respuesta a su abogado, Stella recordó que pocos días después de ser detenido en Francia, en 1982, por la misma causa que en Toledo, obtuvo asilo político y unos meses más tarde, la nacionalidad francesa. Explicó que en estos momentos tiene pendiente en París un trabajo de investigación histórica para la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de Francia.
Preguntado sobre la razón de haber acudido a la policía sabiendo que existía una orden de detención contra él, Stella manifestó que no desea huir, porque nunca fue clandestino ni terrorista. "Siempre defendí mis ideas a cara descubierta", agregó. Tras explicar el carácter reivindicativo social de las acciones del grupo Autonomía Obrera, al que perteneció, Stella señaló que la violencia no tiene ninguna justificación y, en concreto, sobre la lucha armada, declaró: "Es como hablar de la guerra santa. Con la muerte no se construye nada".
Integrado en Francia
El letrado José Ignacio de Prada resaltó la integración de Stella en la sociedad francesa, avalada por el cardenal-arzobispo de París, Jean-Marie Lustiger, y el haber hecho honor a su libertad provisional compareciendo en la vista. Consideró que la invocación del Convenio Europeo de Extradición es errónea, ya que entró en vigor en España en 1982, cuando los hechos que se imputan a Stella son anteriores a 1980. Estimó aplicable el convenio hispano-italiano, que excluye de la extradición los delitos políticos.De Prada recordó que Stella no se encuentra acusado de ningún delito de sangre y que las imputaciones contra él, ninguna de ellas grave, se refieren a luchas estudiantiles románticas y libertarias y a acciones de carácter didáctico y simbólico.
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