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Nuevo Versalles, una urbanización fantasma

Una de las mayores urbanizaciones fantasmas del área metropolitana se levanta a cuatro kilómetros de Fuenlabrada, en la carretera que une esta localidad con Móstoles. Allí, en una gran llanura, se hallan desperdigadas las estructuras de unos 40 bloques de hasta 14 alturas, algunos terminados y vacíos. A su lado viven 500 familias que ocupan desde hace ocho años los únicos 20 bloques habitados de esta urbanización, sin los campos deportivos o el picadero que prometía la publicidad. Sólo disponen de un comercio, un colegio, una guardería y una camioneta que pasa cada hora para desplazarse a las poblaciones cercanas.

Ahora, después de ocho años de abandono, se han reiniciado las negociaciones para intentar dar vida a una urbanización que está lejos de su nombre comercial: Nuevo Versalles. "Nosotros compramos la vivienda hace 10 años, tras ver un piso piloto que se puso cerca de unas obras en Móstoles, por lo que pensamos que allí se levantarían los bloques", dice José María Domínguez, presidente de la asociación de vecinos de Nuevo Versalles. "Luego nos llevamos la primera sorpresa cuando vimos que estaban varios kilómetros fuera del casco urbano. La segunda fue que la urbanización no pertenecía a Móstoles, sino a Fuenlabrada. Lo descubrimos cuando fuimos a preguntar por qué no nos recogían la basura".La historia de esta urbanización puede ser exponente de cómo se produjo el boom de los años sesenta-setenta en el área metropolitana. "Hay que tener en cuenta que Parla y Fuenlabrada no estaban incluidas en esta área y sufrieron un deterioro urbanístico importante", dice José Quintana, alcalde de Fuenlabrada. "En un sólo año, 1973, se dieron más de 23.000 licencias para construir otras tantas viviendas en la zona oeste de Fuenlabrada. La mayor parte, 11.500, fueron para el promotor Pinto Fontán. Iban a conformar la urbanización Nuevo Versalles. Otras 9.000 se distribuían casi a partes iguales entre otras dos inmobiliarias", dice Quintana.

De las 11.500 licencias de Nuevo Versalles, unas 550 viviendas fueron construidas y vendidas por dos empresas, y otras 3.000 empezaron a levantarse a un ritmo muy lento. "La urbanización estaba pensada en torno al proyecto de una autopista Madrid-Lisboa que iba a pasar por el centro de los núcleos de viviendas", explica el alcalde. "De haberse hecho, los vecinos hubieran podido llegar a Madrid en 18 minutos. Luego, al irse a pique la idea de la autopista, empezaron los problemas. Se hipotecó el suelo al Banco de Valladolid y en 1977 el Gobierno Civil ordenó la paralización de las obras. Tras un período de unos meses, las obras continuaron a un ritmo muy lento hasta 1979, año en que la corporación salida de las primeras elecciones municipales democráticas pidió al promotor garantías sobre equipamiento, abastecimiento de agua, infraestructura viaria y una reducción del volumen de edificación".

Obras paralizadas

Al no llegarse a ningún acuerdo, en 1980 se ordenó la paralización definitiva de las obras. La deuda con el Banco de Valladolid hizo que éste se quedara con los terrenos y los bloques levantados, pero cuando el Ayuntamiento iba a iniciar contactos con esta entidad, el banco pasó a depender de la Corporación Bancaria (hoy Fondo de Garantía de Depósitos) y el aspecto inmobiliario fue gestionado, tras la compra del banco por el Barclays, por Repasa, organismo que el Fondo tiene para estos temas. Según fuentes municipales, el valor actual del suelo y las estructuras en poder de Repasa es cercano a los 4.000 millones de pesetas.Tras este cambio de manos, se reanudaron las negociaciones Ayuntamiento- Repasa e incluso, según la asociación de vecinos de Nuevo Versalles, llegó a acordarse que el número de viviendas en toda la zona sería reducido a 6.000. "Sin embargo, después de las últimas elecciones municipales, el nuevo equipo volvió a replantearse el asunto y empezó a poner nuevas dificultades, por lo que cinco años después los bloques siguen como estaban", dice José María Domínguez. "Bueno, como estaban no, porque algunos de los trabajadores y proveedores se llevaron parte del material, al no poder cobrar, y luego se han producido robos en los que se han llegado a llevar hasta las bañeras ya instaladas".

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Entre tanto, los vecinos de la zona lograban a base de numerosas protestas la instalación de un colegio público -que ya se ha quedado pequeño-, la creación de una guardería y la existencia de una línea de autobuses desde Fuenlabrada y Móstoles. Un vehículo pasa cada hora. "No hemos conseguido siquiera que nos concedan una farmacia", dicen los vecinos, que se tienen que abastecer de agua de pozos.

La situación de Nueva Versalles cobró actualidad el pasado día 23 de octubre, cuando Mariano Manzano, de nueve años, cayó desde un tercer piso por el hueco de la escalera de uno de los bloques a medio construir cuando jugaba con un amigo. El chico sufrió heridas graves.

Los vecinos se querellaron a raíz de este accidente contra el Ayuntamiento y Repasa, "pues si bien los bloques más cercanos a las viviendas habitadas están vallados, otros muchos, entre ellos algunos próximos al colegio, no lo están, y no basta con la presencia de un vigilante".

Un mes después, al margen de la polémica causada por este accidente, el alcalde afirma que la próxima semana puede haber un nuevo proyecto para reordenar la zona, en la que, según Quintana, quedarían 4.500 viviendas con el correspondiente equipamiento. Los vecinos, incrédulos, afirman que de momento todo son palabras.

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