Una libertad perdida

Si, como en otras ocasiones, tengo la satisfacción de ver esta carta publicada en su periódico, quizá contribuya a cambiar la opinión de cuantos piensan que EL PAIS tiene un tufillo marcadamente gubernamental.Termino de leer atentamente la entrevista realizada por usted a nuestro presidente del Gobierno el pasado día 17, en la que textualmente dice el señor González: "He perdido la libertad para que los demás la tengan". Pues bien, quiero librarme de la parte alícuota de responsabilidad que me corresponde por tan sensible pérdida ayudándole a encontrarla a través de éstas mis modestas consideraciones:

Podría el señor presidente volver a vivir en su piso del barrio de la Estrella; de ese modo iría libremente a comprar su Prensa diaria e incluso acompañaría a sus hijos al colegio sin la, a buen seguro, incómoda escolta.

Podría también volver a dejar crecer su pelo, así se evitaría largas sesiones de peluquería y maquillaje, que no sufría cuando era libre.

Podría volver a vestir camisas de franela a cuadros, con lo que se liberaría de la diaria, molesta y opresora corbata.

Podría volver a fumar modestos cigarrillos, que acercan más al pueblo llano y libre que los suntuosos Cohibas..., etcétera. Hace tiempo oí decir a un jocoso comentarista que la obligación de todo preso es fugarse; normalmente, cualquier intento en este sentido suele ser fallido. El señor presidente del Gobierno lo tiene más fácil.-