Rostropovich celebra la coronación del Rey de España
El director y solista soviético Mstislav Rostropovich comenzó ayer en Madrid a ensayar con la Orquesta Sinfónica de Radiotelevisión el concierto con el que conmemorará el próximo día 22 de noviembre el décimo aniversario de la coronación del Rey de España. El concierto, a beneficio de la Fundación Reina Sofía, será en el teatro Real con un programa que comprende obras de Montsalvatge, Haydn y Shostakovich. Presidirán el acto los Reyes de España. Él violonchelista, que ha puesto al día la inmensa herencia de Pau Casals, ha elegido para la ocasión la Fanfarrria para la alegría de la paz, de Montsalvatge.
Es muy cierto que, como escribe Nanquette, "se ve y escucha a Rostropovich como se iba a ver a la Callas o se acude a aplaudir a Karajan". No menos verdadero que algunos acontecimientos biográficos han contribuido a la mitificación de Rostro, desde el asunto Solzhenitsin hasta su matrimonio con la cantante Galina Vichnieskaia. Pero lo sustancial en Rostropovich es el inmenso artista, el violonchelista que ha puesto al día y alzado al máximo la herencia de Pau Casals, el pianista que hace prodigios al compartir con la Vichnieskaia el género liederístico, el director que extrae de las sinfonías de Shostakovich o de las óperas de Chaikovski las últimas verdades.Cuando se ha escuchado una sola vez el Concierto de Dvorak a Rostropovich, se recibe la impresión indeleble de lo absolutamente singular, la sensación de que aquellos pentagramas únicamente pueden concebirse así. Pero el gran violonchelista aborda, con igual perfección y creatividad, las obras de. Haydn, el Quijote de Strauss, Todo un mundo lejano, de Dutilleux, el segundo concierto de Shostakovich, también escrito para él, y abordará el que, por su encargo, compone en estos momentos Cristóbal Halffter.
Esto es: como los verdaderamente grandes, el ilustre intérprete de Bakú entiende su misión al servicio de toda la música, sin limitarla al triunfo multitudinario de las páginas más populares y sin utilizar éstas como plinto sobre el que alzar su propio monumento.
En este punto moral de la verdad estética se encuentran el artista y el hombre para sumar las virtudes que hacen egregia su personalidad. Que al cumplirse el décimo aniversario del reinado de don Juan Carlos el maestro Rostropovich haya querido protagonizar el más auténtico y significativo homenaje es motivo de satisfacción para nuestros monarcas y para todos los españoles. Que, para la ocasión, empuñe su batuta para dar a conocer la Fanfarria para la alegría de la paz, compuesta ex profeso por el compositor catalán y reciente premio nacional de Música Xavier Montsalvatge, otorga dimensión a un concierto basado en el eterno Haydn y en un Shostakovich que a la altura de nuestros días aparece sin conflicto y como un clásico del siglo XX.
Podría parecer adecuado que, en esta fecha, Rostropovich interpretara algo fundamental del repertorio español tradicional, pero ello, no por rectamente intencionado, dejaría de sonar a gesto de halago.
Amistad solidaria
Así, ha preferido hablarnos "desde su mundo lejano, condicionado por un entorno preciso, por una geografía y una historia y salvado, de cualquier adherencia anecdótica. Por otra parte, el Shostakovich de Rostro posee un frescor nuevo y hay que admitir su autenticidad cuando el compositor y su intérprete compartieron en amistad solidaria tantas inquietudes artísticas y humanas. Está con nosotros, también, el maestro. Como una definitiva dimensión, la, enseñanza de Rostropovich en Europa enriquece su figura y enriquecerá la realidad violonchelística del futuro.Es un maestro cuyo entusiasmo vital sintoniza con la arrebatada pasión expresiva que admiramos en el intérprete. El rubato dice Menuhin que forma parte. del arte de vivir de Rostropovich.
Uno de sus momentos de mejor y más cálido rubato lo dedica ahora a España y los españoles en la figura de sus Reyes.
Babelia
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