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Cuatro muertos en la jornada de protesta en Chile

Cuatro muertos, 20 heridos de bala y 500 detenidos fue el resultado de la represión policial y militar contra las protestas organizadas por la oposición chilena el martes y el miércoles para lograr la liberación de seis dirigentes sindicales. En universidades y barrios periféricos de Santiago y provincias el ambiente fue de huelga general: el comercio estuvo cerrado, los medios de transporte apenas funcionaron, las barricadas obstaculizaron la circulación, y los estudiantes pidieron la renuncia del presidente Augusto Pinochet.

Las protestas que comenzaron en mayo de 1983 han cambiado de forma. Del masivo sonido de las cacerolas han pasado a la multiplicación de los atentados y al estállido de bombas. El martes 5, una decena de cargas explosivas dejó sin luz a Santiago y a las principales ciudades del país. Al menos 17 autobuses fueron incendiados; las líneas de ferrocarril, voladas; locales comerciales, incendiados; y decenas de postes del alumbrado público quedaron derribados.Pero la respuesta del régimen al descontento no ha variado en estos dos años y medio de protesta. Durante dos días, el Ejército patrulló por las principales avenidas de Santiago, y la policía y las tropas dispararon para dispersar a los manifestantes.

Mercedes Ulloa, de 21 años, fue abatida por un disparo efectuado por desconocidos desde una camioneta cuando caminaba en la paupérrima comuna de Pudahuel.

El mecánico Erwin Iturra, de 21 años, resultó muerto también en la capital por disparos que efectuó una patrulla militar para disolver una manifestación, según informaron fuentes policiales. El comerciante Héctor Peñailillo, de 40 años, murió al ser alcanzado por un disparo, en el tórax en el curso de los disturbios registrados en el centro de la capital; José Norambuená, de 23 años, falleció víctirna de disparos que recibió en la cabeza y en el tórax durante los incidentes ocurridos en el norte de Santiago.

La policía desalojó la facultad de Ingeniería de la universidad de Chile, donde se habían refugiado centenares de estudiantes tras una serie de enfrentamientos con las fuerzas del orden.

Al menos 339 personas -entre estudiantes y académicos- fueron detenidas en el recinto universitario, donde las fuerzas del orden intervinieron con gases lacrimógenos y cañones de agua.

Cinco alumnos fueron heridos durante el allanamiento de la facultad, lo que provocó incluso la protesta del rector militar que dirige la universidad de Chile. La Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH), hizo un llamamiento para la celebración de una huelga general indefinida para. exigir la liberación de los estudiantes.

Las protestas fueron convocadas por el Comando Nacional de Trabajadores (CNT, principal organismo sindical del país) para exigir la liberación de seis dirigentes sindicales que se hallan detenidos desde la jornada de protesta del pasado 4 de septiembre; entre ellos, el presidente del CNT, Rodolfo Seguel.

Todos ellos han sido acusados de ser los responsables de las protestas de septiembre, en las que murieron 10 personas, y realizan actualmente una huelga de hambre, que ayer cumplió su noveno día, para obligar a las autoridades a que retiren estos cargos.

Los seis dirigentes esperan que la presión popular obligue al régimen a otorgarles la libertad. En la cárcel Capuchinos, los huelguistas ingieren sólo sal y agua, y aunque han perdido kilos, conservan su optimismo. Rodolfo Seguel dijo en la cárcel a EL PAIS: "Con la huelga de hambre indefinida queremos estimular la movilización del pueblo contra el régimen".

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