La eterna memoria de los artistas de Ezra Pound
Con motivo de la celebración del centenario del nacimiento de Ezra Pound se está exhibiendo en la Tate Gallery, de Londres, desde el 11 de septiembre, una exposición titulada Artistas de Pound. Ezra Pound y las artes visuales en Londres, París e Italia, muestra rotativa que, previamente, permaneció abierta durante el verano pasado en la Kettle's Yard, de Cambridge, con el patrocinio del British Arts Council.El objetivo de esta exposición no es otro que poner en evidencia no sólo la importantísima presencia de las artes visuales en general a lo largo de toda la obra literaria de Ezra Pound, sino también su intensa relación personal con los artistas de vanguardia de su época, e incluso su decisiva participación en la formación de determinados grupos, como el bautizado por él mismo con el nombre de vorticismo, versión británica de una curiosa síntesis entre el cubismo francés y el futurismo italiano.
Cualquier lector de la poesía de Pound hallará, desde luego, sin excesivo esfuerzo, cientos de referencias al arte del presente y del pasado, pero junto a ellas hay además un considerable material de artículos y ensayos en prosa de este mismo escritor directamente dedicados a la crítica de arte, la reflexión estética, la biografía y el comentario de artistas singulares y, en fin, a la redacción de manifiestos de vanguardia.
Cabe recordar, sobre todo, los escritos que dedicó Pound a James McNeill Whistler (1834-1903) oriundo de Estados Unidos como él mismo y uno de los pintores más significativos del movimiento esteticista británico de fin de siglo; a los vanguardistas de su misma generación como Jacob Epstein (1880-1959), Henri Gaudier Brzeska (1891-1915) -muerto prematuramente en la I Guerra Mundial y al que Pound dedicó un amplio ensayo biográfico-, Wyndham Lewis (1882-1957), Edward Wadsworth (1889-1949) Francis Picabla (1879-1953) Constantin Brancusi (1876-1957) y Fernand Léger, por citar tan sólo a aquellos que le produjeron un mayor impacto.
El apasionado interés de Pound por las artes se desarrolló prematuramente a través de sus viajes de juventud por los centros monumentales y galerías de Europa, donde no sólo pudo descubrir en toda su amplitud y compleja belleza los principales estilos de la historia del arte occidental, sino a determinadas figuras individuales que inmediatamente le fascinaron, como Botticelli, Velázquez, Goya, los prerrafaelistas británicos y la ya citada de Whistler.
El imaginismo
A este primer conjunto de maestros incorporó Pound después las grandes personalidades de la cultura artística del renacimiento italiano -mecenas, artistas y monumentos-, aunque tratados ya no tanto como fenómenos singulares, sino integrados en la vasta e imponente orquestación de una civilización clasicista que, globalmente, se constituyó en un momento histórico culminante.La propia naturaleza del primer movimiento literario con el que Ezra Pound se relacionó en Londres, donde residió desde 1908 hasta 1920, el imaginismo, nos advierte de entrada de la relación inmediata entre esta concepción poética y las artes visuales. En la imagen, síntesis compleja de lo intelectual y lo emocional que puede captarse en un instante, estaba contenida -según el citado grupo- la estructura esencial más directamente percibida de las cosas. A través de los cenáculos imaginistas, y muy particularmente gracias a las sagaces especulaciones teóricas del malogrado poeta y ensayista T. E. Hulme (1883-1917), Pound se interesó primero en los movimientos plásticos de vanguardia, como el cubismo, que ocupó bastantes páginas de la revista The New Age, y poco después se alió con los artistas Epstein, Lewis, Gaudier-Brzeska y Wadsworth en la fundación del vorticismo y la revista Blast, órgano ideológico del mencionado grupo, que se publicó durante 1914 y 1915, contando con frecuentes colaboraciones del genial poeta americano.
En la excelente exposición de Londres nos encontramos con un riquísimo conjunto de documentos y obras que atestiguan la vinculación de Pound con las artes, material que aparece ordenado cronológica y temáticamente en más de una decena de apartados, en cada uno de los cuales se combinan los documentos autógrafos, las fotografías testimoniales, los libros, las revistas y, naturalmente, las propias creaciones plásticas de todos aquellos artistas a los que antes hemos nombrado por su particular vinculación con el poeta. Así, desde Whistler, que está representado con el bellísimo retrato de Miss Cecily Alexander: armonía en gris y verde, hasta todos los vorticistas, pasando por otros maestros de la vanguardia histórica -Léger, Picabia, Brancusi-, sin olvidarnos de la variopinta evocación del arte del pasado, nos encontramos allí condensada la fundamental relación de Pound con las artes plásticas.
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