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SEGURIDAD Y DESARME

El Pacto de Varsovia cierra filas en torno a Gorbachov

El Pacto de Varsovia concluyó ayer su reunión de Sofía (Bulgaria) con la presentación de una propuesta a Estados Unidos para congelar, a partir de enero de 1986, los efectivos de las fuerzas armadas convencionales soviéticas y norteamericanas, comprendidas las estacionadas fuera del territorio nacional, y un claro reagrupamiento de todos los países socialistas tras el nuevo líder soviético, Mijail Gorbachov. El viceministro búlgaro de Exteriores, Ivan Ganev, informó de la propuesta en una conferencia de prensa durante la cual precisó que incluye también paralizar la modernización de esas fuerzas.

Tras dos días de trabajo en el palacio de Boyana, en la capital búlgara, el Comité Político Consultivo, máximo órgano de la alianza político-militar del bloque oriental, emitió ayer un documento titulado En pro de eliminar la amenaza nuclear y para un giro positivo de la situación en Europa y en el mundo, en el que se reiteran las propuestas hechas por Gorbachov en su reciente visita a París.Poco después de finalizar la cumbre, el portavoz del Ministerio soviético de Asuntos Exteriores, VIadimir Lomeiko, salió al paso de las declaraciones hechas por el secretario de Defensa norteamericano, Caspar Weinberger, en las que aseguraba que la URSS está desplegando un nuevo misil, el SS-25, con un alcance de 6.500 kilómetros.

Lomeiko manifestó: "Quiero que quede muy claro que la Unión Soviética no ha hecho ni hará nada que viole el tratado SALT II sobre armas estratégicas".

En el documento hecho público ayer por el Pacto de Varsovia se expresa el firme apoyo de todos los miembros de la alianza a las iniciativas de la nueva dirección soviética y a su posición negociadora ante el encuentro de Gorbachov con el presidente norteamericano, Ronald Reagan, en Ginebra los días 19 y 20 del mes próximo.

En el texto se hace una sombría descripción de la actual situación de las relaciones internacionales y se advierte que el mundo se está acercando a un punto en el que puede quedar fuera de control. Se pide a Occidente un cambio de actitud y el abandono de su "política de poder y enfrentamiento" para lograr un giro en la situación.

Medidas a tomar

Se proponen como medidas a tomar inmediatamente por las dos superpotencias la suspensión del desarrollo de armas en el espacio, incluidos los sistemas antisatélites; la paralización de la producción y estacionamiento de armamento nuclear, y la congelación de los potenciales de las fuerzas armadas de Estados Unidos y la URSS, tanto las estacionadas en sus propios territorios como en el extranjero.

Se solicita asimismo la congelación de gastos militares en los presupuestos nacionales y se mantiene la vigencia de las propuestas hechas en la cumbre del pacto en Praga, en enero de 1983, sobre la prohibición total de las armas químicas. Se pide la creación de zonas desnuclearizadas y se formula la propuesta de renuncia a la fuerza entre ambos bloques.

El documento, redactado en un estilo sobrio y exento de retórica propagandista, fue acordado unánimemente por los siete países miembros. Sus delegaciones estaban dirigidas por Mijail Gorbachov (URSS), Erich Honecker (República Democrática Alemana), Wojciech Jaruzelski (Polonia), Janos Kadar (Hungría), Gustav Husak (Checoslovaquia) y Todor Zivkov (Bulgaria).

Los jefes de Estado y de partido comunista de los aliados de la URSS expresaron su confianza en que en Ginebra se logre avanzar en la dirección apuntada por Gorbachov con la prohibición de las armas espaciales, absoluta prioridad del Pacto, y la reducción del 50% en los arsenales de misiles a las dos superpotencias capaces de alcanzar el territorio contrario.

Armas estratégicas

Este punto confirma la actual postura de la Unión Soviética que, para la negociación, considera como armas estratégicas también los misiles norteamericanos estacionados en países aliados que, si bien no son intercontinentales, pueden alcanzar territorio soviético.

Insiste también el documento en la iniciativa soviética para un acuerdo de reducción de misiles nucleares de alcance medio en Europa, al margen de la negociación sobre armas estratégicas y espaciales.

El viceministro de Asuntos Exteriores búlgaro, Ganev, se presentó ante una conferencia de prensa internacional para distribuir un primer resumen del comunicado, que se hizo público más tarde, y citar los puntos más importantes del documento que también sería distribuido más tarde.

Este acto insólito en el marco de una cumbre del Pacto de Varsovia, de las que antes la Prensa no recibía más qud un escueto comunicado sobre lugar, fechas y participantes, permitió a los representantes de los medios occidentales pedir una reacción de los dirigentes reunidos sobre las manifestaciones de Caspar Weinberger sobre el presunto despliegue de un nuevo misil soviético, el SS-25, de carácter estratégico y con un alcance de 6.500 kilómetros.

Según Ganev, quien formó parte del secretariado de la cumbre y actuó como portavoz de la misma, Estados Unidos busca con insistencia argumentos para continuar con su política de fuerza. De ahí su manipulación y devaluación de las propuestas soviéticas ante la próxima cumbre Reagan-Gorbachov.

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