La crisis en Italia
SUDDEUTSCHE ZEITUNG
Desde el secuestro del Achille Lauro no ha pasado un día en Italia sin discrepancias. Un nuevo acontecimiento sucede a otro.
Entre tanto, se enfrenta el Gobierno de Roma a una crisis y no se excluye que el hasta ahora asombrosamente sólido Gabinete del socialista Craxi se salve de esta prueba.
Hasta ahora, el mundo estaba acostumbrado a que los Gobiernos de este país se quebrasen ante los remolinos de la política interior italiana. La forma y la manera como el Gobierno italiano dejó escapar a un. supuesto dirigente terrorista, cuya entrega había pedido Estados Unidos, se ha comprobado que fue un bumerán político que se vuelve contra el presidente del Gobierno de Roma.
La vieja amistad entre Italia y Estados Unidos ha sufrido, de repente, una seria fisura.
El propio ministro de Defensa se mantiene alejado de las reuniones del Gabinete y amenaza con la dimisión. (...)
Desde que Craxi asumió la jefatura del Gobierno, Italia ha intentado jugar en el Mediterráneo oriental un papel cada vez más activo para la pacificación en esa zona. La geografía y la tradición imponen a Italia la búsqueda de un equilibrio de fuerzas entre los países. Por ello, el Gobierno Craxi y su ministro de Asuntos Exteriores, Andreotti, democristiano, consideran desde el principio con mayor atención todas las peticiones árabes que los demás Gobiernos de Europa occidental. Sobre la base de esta actitud se encuentra la llave para explicar la política de Italia en el asunto del secuestro del barco y sus consecuencias.
Junto a una fuerte corriente proárabe, al menos dentro de la democracia cristiana, existe en la política italiana una no menos fuerte corriente proisraelí.
, 16 de octubre
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