Cuotas siderúrgicas para Europa
La Unión de Empresas Siderúrgicas (UNESID), la asociación que integra a las industrias siderúrgicas españolas, ha denunciado al ministro de Industria, para su traslado ante las autoridades comunitarias, la progresiva penetración de los productos siderúrgicos europeos en el mercado español. En el tema del acero, España encuentra más competencia en sus próximos socios comunitarios que en Estados Unidos, con quien tiene un acuerdo bilateral que, de momento, puede mantener o no, según convenga.La posición de los productores de acero españoles no va dirigida contra lo firmado en el tratado de adhesión a las Comunidades Europeas. Consideran positivo que se respeten los planes de reconversión aprobados para el sector, tanto en siderurgia integral como no integral, que incluyen las ayudas oficiales en los tres próximos años, algo que la CEE está dispuesta a desterrar del sector en el futuro.
Los 18 millones de toneladas de capacidad instalada admitida son también, según Juan Luis Burgos, presidente de Unesid, una cifra aceptable.
Los problemas se plantean en el aspecto comercial. España tiene fijada en 827.000 toneladas la cuota de exportación máxima para cada uno de los tres años de período transitorio, algo más que las 797.000 toneladas de este año. Las exportaciones se refieren a los productos CECA, que no incluyen los tubos y otros acabados especiales.
La Comunidad vende a España libremente. Por ello, los empresarios piden del Gobierno que esgrima el trato de reciprocidad; es decir, que imponga cuotas al acero procedente de Europa. España es un país tradicionalmente exportador en siderurgia. En 1977 todavía manteníamos un saldo a nuestro favor de 200.000 toneladas con los países de la CEE. Los cálculos para este año dan un déficit de 628.000 toneladas.
El sector explica que los países comunitarios están vendiendo sus productos bajo prácticas de dumping, mientras las exigencias burocráticas de las cuotas impuestas a España harán imposible este año completar el cupo adjudicado. El sector, dicen, opera en desventaja. Como ejemplo ponen a Francia, que produce con precios con un coste energético inferior en más de tres pesetas por kilovatio. La energía eléctrica representa el 7% del coste total en la siderurgia integral y el 15% en la no integral. Además, argumentan, la implantación del impuesto sobre el valor añadido (IVA) en el próximo enero le costará al sector 30.000 millones de pesetas por la desaparición de la desgravación fiscal a la exportación.
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