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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La Posmodernidad y la caverna

Vivimos una ola reaccionaria travestida de posmodernidad desde que los primeros vientos neolíticos barrieron los últimos baluartes del paleolítico en decadencia. Tal vez antes, me sopla al oído alguien que acaba de hacer una lectura algo tardía de Georges Bataille, desde que se acabaron "los gitanos que iban por el monte solos" y se hicieron vergonzosamente gregarios para conseguir mayor eficacia en la búsqueda del diario sustento. Al gruñido soez y maleducado sucedieron los sentúnientos de la vida cotidiana. Hasta ese momento, los sentimientos eran privativos de las hembras, las cuales no tenían, ni entonces ni ahora, el menor recato y dejaban traslucir sus penas y alegrías con cualquier motivo. Incluso lloraban a plena luz del día, con motivo o sin él.Como dice Kenneth Clark en el guión para la serie de la televisión británica que se titulé Civilización, el gran avance de la civilización había resultado de la apreciación repentina de las cualidades de la mujer". ¿Civilización se opone a barbarie como el principio femenino se opone al masculino? Algunos psicoanalistas han llegado aún más lejos y se han atrevido a identificar el socialismo con el principio materno para destacar su defensa de la igualdad y la solidaridad.

En tal caso, el antiguo régimen sería un sistema paternal, basado en los derechos del primogénito, propios de una sociedad desigual y defensora de los privilegios.

La sociedad, al hacerse más civilizada se hace menos violenta, menos dogmática, más pacífica y más tolerante. En suma, más libre, más solidaria y más igual. ¿Puede decirse por ello que el mundo, la sociedad, está escogiendo ser mujer, que se está afeminando? He aquí una metáfora poco afotunada, oculta en la cual no se sabe bien qué mercancía se vende. La ambigüedad, esa delicada flor del jardín posmoderno, ésa sí que es una condición afeminada. Pues, en último extremo, el macho absoluto, si no fuera una mera abstracción ideológica, manifestaría su satisfacción ante la privilegiada perspectiva de llegar a ser pronto el único varón sobre la Tierra.-

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