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El Rey resalta la condición de heredero de la Corona del Príncipe de Asturias en su jura de bandera

"No olvides nunca, Felipe, el papel que te corresponde desempeñar en la vida; la responsabilidad que contraes ante un pueblo como el nuestro, que sabe triunfar o sufrir, pero que siempre mira al porvenir con esperanza". Con esta y otras frases de parecido tono se dirigió el rey Juan Carlos a su hijo, don Felipe de Borbón, destacando su papel de sucesor a la Corona, después de que éste jurase fidelidad a la bandera en un acto especial y solemne que tuvo lugar, ayer, en el patio de armas de la Academia General de Zaragoza y que se desarrolló con rigurosa precisión.

La ceremonia, que duró una hora escasa, bajo un sol que provocó algunos desmayos y mareos en las formaciones de cadetes, contó con la presencia de los Reyes; otros miembros de la familia real, entre los que se encontraba don Juan de Borbón; el presidente del Gobier no, Felipe González; el ministro de Defensa, Narcís Serra, y los presidentes de las altas instituciones civiles y militares. La jura de la bandera programada para el Príncipe de Asturias como final de la primera etapa de su formación castrense ofreció la solemnidad especial de los nuevos uniformes. El caqui habitual del Ejército de Tierra ha sido sustituido para los cadetes y sus mandos en las grandes solemnidades por el uniforme que se usó en 1882 en la primera Academia Militar, en Toledo: polaca azul marino y pantalón rojo con dos franjas azules y un gorro tipo ros con penacho rojo. La jornada, tras el recibimiento a los Reyes y la familia real y el protocolo habitual, comenzó con una misa, que ofició el vicario general castrense, José Manuel Estepa. No hubo homilía, pero se formularon distintas preces por el Príncipe, la familia real, el Gobierno y la "seguridad y la libertad" de los españoles.

Para el acto del juramento don Felipe salió de la formación y quedó solo en el centro del patio de armas, ante un micrófono. El general director de la Academia, Angel Santos Bobo, se dirigió a él con el tratamiento "caballero cadete Príncipe de Asturias" para pronunciar a continuación la fórmula habitual del juramento. El Príncipe respondió con un "Sí, juro", en tono enérgico, y, tras corearse vivas a España y al Rey, besó la bandera, lo que provocó aplausos en las tribunas de invitados, que se repitieron cuando desfiló bajo la enseña y al reintegrarse a la formación con sus compañeros. Don Felipe fue aplaudido, una vez más, al desfilar, en formación, ante los Reyes y las autoridades. La única alocución del acto fue la de don Juan Carlos, que empleó un tono en el que se mezcló su condición de jefe de las Fuerzas Armadas, dirigiéndose a los cadetes y a su hijo en particular, y la de Rey, para recalcar el carácter de heredero de la Corona de don Felipe.

Así, rememoró su juramento a la bandera y afirmó: "Los profundos sentimientos de entonces se renuevan en mí, ahora, al comprender la trascendencia de que mi promesa de entrega se prolonga a quien ha de sucederme en la permanencia de una institución que se consagra sin reservas y con entusiasmo al servicio de nuestro país". En otros momentos se dirigió al Príncipe y a todos los alumnos de la Academia para decir: "No olvides nunca, Felipe, no olvidéis nunca, caballeros cadetes de este centro( ... ), el compromiso adquirido( ... )".

Don Juan Carlos se extendió en glosar el valor de la disciplina y la obediencia militar, "aunque admitamos que en otros aspectos, intelectuales, sociales, culturales o de cualquier orden, pueda ser inferior a nosotros el que ejerce la facultad de mandarnos". Terminó el Rey exhortando al Príncipe "para que hoy y mañana y en el futuro más lejano tengas conciencia clara de que tu misión -importante, difícil, pero admirable misión- es la de servir a España y a los españoles con todas tus fuerzas, con todo tu corazón".

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