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Incierta encrucijada política / y 3

La 'banquera del pueblo' y Otelo planean sobre el electorado portugués

La sombra de dos personalidades que fueron protagonistas de los casos más polémicos del año 1984 en Portugal, Otelo Saraiva de Carvalho, héroe popular de la revolución de los claveles, y Dona Branca, la banquera del pueblo, pesa sobre la mente de muchos electores portugueses en estas vísperas de elecciones. Ambos están en la cárcel, y el teniente coronel Saraiva de Carvalho, acusado de dirigir la organización terrorista Fuerzas Populares 25 de Abril (FP-25), comparecerá de nuevo ante los jueces el 7 de octubre.

Dona Branca, la buena señora que pagaba intereses de un 10% mensual y por cuyas manos pasaron, según1as estimaciones oficiales, muchos centenares de millones de pesetas, es hoy una viejecita septuagenaria que borda alfombras en la cárcel de mujeres de Lisboa, olvidada de todos.Desaparecidos los millones, los clientes, los cómplices que dirigieron en la sombra la mayor burla del siglo, como otros tantos escándalos que fueron noticia de primera página en la Prensa portuguesa, el caso de la banquera del pueblo sacó fugazmente a escena un mundo de negocios oscuros, más o menos ilegales, que explican algunos enriquecimientos repentinos, que desconciertan en este ambiente de crisis.

La opinión pública no pudo menos que manifestar su extrañeza ante la eficacia y celeridad de la policía portuguesa en la redada contra Otelo y los supuestos miembros de las FP-25, que ofrece un contraste chocante con la aparente impunidad de los llamados tubarones de la economía clandestina, del contrabando, de la corrupción, de la evasión de capitales.

Todos los partidos políticos son conscientes de la desconfianza generalizada que se ha adueñado de Portugal con relación a la autoridad del Estado y a la honradez y competencia de los gobernantes y de la Administración pública. Aquí reside, tal vez más que en la crisis económica, la indiferencia popular hacia las propuestas electorales.

Con excepción del PS, que considera la economía sumergida como una consecuencia natural de la crisis, llamada a desaparecer con ella, todas las demás fuerzas políticas, del PSD a la extrema izquierda, han dado prioridad a la lucha contra la corrupción y la moralización de la vida pública en sus programas electorales.

Contrapeso femenino

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Todas las fuerzas políticas insisten en la necesidad de recuperar la confianza, la esperanza. Pero saben que no bastan las promesas de acción: hay que convencer de que existe un jefe, un hombre capaz, por su energía y firmeza personal, de poner orden en casa. Jamás una campaña electoral portuguesa ha sido tan personalizada.

Aquellos que critican a los eanistas de no tener otro proyecto que el ejemplo del general-presidente Antonio Ramalho Eanes, no hacen otra cosa que oponerles sus propios caudillos: Mario Soares, el amigo, el político portugués con más experiencia y prestigio internacional, y su delfín Almeida Santos; Cavaco Silva, el nuevo Sa Carneiro, que impondrá disciplina a Portugal entero, como acaba de hacerlo con su propio partido; Lucas Pires, el hombre de barba dura.

La permanente presencia de las esposas de los dirigentes políticos son el contrapeso obligatorio de esta virilización de la imagen del político con éxito. Aquí también Manuela Eanes, que asumió una parte considerable del trabajo de divulgación del nuevo partido, el Reformador Democrático (PRD), hablando constantemente de "mi marido" como ejemplo de la tolerancia, de la honradez, de la seriedad y de la solidaridad necesaria entre todos los portugueses", es una figura relevante, pero no es una excepción.

Junto a cada líder o aspirante a serlo "hay siempre una mujer en la sombra". La expresión es del presidente del Partido Socialdemócrata, y es doblemente exacta porque ninguna es candidata por su propia cuenta, y el futuro Parlamento portugués será aún más pobre que el anterior en presencia femenina.

Aquí también el marketing publicitario que domina ampliamente una campaña electoral que preten de vender la imagen de los políticos como vulgares científicos ha impuesto su ley: mujeres como vehículo privilegiado para conquistar un electorado mayoritaramente femenino.

El desinterés del público hacia los mítines, los debates políticos en la Prensa, radio y televisión, obligó a los candidatos a basar su campaña electoral en contactos más personales y directos. Recorrieron exhaustivamente la geografía portuguesa, sin despreciar el más pequeño pueblo, entrando en las casas, en los mercados, en los cafés...

Almeida Santos y Lucas Pires llegaron a mandar centenares de miles de cartas personalizadas pidiendo el voto al amigo elector anónimo, el cual se vio sorprendido por tan inesperada honra y familiaridad con el poder.

Accidentes

Pero cuando la indecisión del electorado es tan marcada, los factores más imprevisibles cobran una importancia incalculable, y las tres semanas de la campaña han estado señaladas por una serie de desastres que robaron el protagonismo a los políticos.

Los incendios forestales, que destruyeron más de 100.000 hectáreas de bosques y causaron la muerte de 21 personas, entre ellas 14 bomberos que perecieron en un solo accidente; el desastre ferroviario de Alcafache y sus decenas de víctimas; la fuga rocambolesca de 11 presos de la cárcel de Lisboa, y el motín, seguido de incendio, en un penal de máxima seguridad; la reapertura del año escolar y del escándalo de los 35.000 niños sin escuela de la región de Lisboa, han polarizado las atenciones y obligado a Mario Soares y su Gobierno a tratar de convencer a los portugueses que la responsabilidad de los gobernantes no está en cáusa, y que esta serie negra es apenas el resultado de casos infelices. En cualquier caso, estos sucesos han servido para reforzar el sentimiento de inseguridad.

Agobiado por el calor de un verano interminable que ha dejado muchas zonas del país sin agua, el portugués de la calle, propenso a la dramatización y al pesimismo, pregunta al periodista que quiere saber su opinión sobre el resultado de los comicios del domingo: "¿Qué otro desastre nos puede acontecer? Lo más probable es que todo siga igual hasta las próximas elecciones, y al año que viene, tal vez".

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