Los agnósticos y Miret Magdalena
Le agradecería la publicación de la presente carta en relación con el artículo de E. Miret Magdalena del día 23.A la hora de escuchar sofismas mi paciencia tiene un límite, y parece que don Enrique Miret ha conseguido desbordarlo con sus pontificaciones implacables desde la cátedra que ustedes tan grácilmente le han asignado.
Es curioso, ciertamente, que E. M. M., siempre dispuesto a descalificar« a nuestra Iglesia católica -que él dice ser también la suya (?)-, de pronto nos sorprenda con una de cal -aparentemente, claro- a favor de nuestro Papa. La ocasión elegida no es, por supuesto, ningún tema de doctrina o moral. Se trata, casualmente, de la aceptación de un agnóstico y marxista para la cancillería en el Vaticano.
Debo decir que este hecho, completamente normal dentro de los usos y costumbres diplomáticos, no creo que haya escandalizado a nadie,dentro de la Iglesia, fuera de sectores muy conservadores. Pero es que E. M. M., según su fina costumbre, aprovecha este suceso para verter una entusiasmada apología de los valores agnósticos y ateos -respetables en cualquier autor que confiese tales principios-, en contra de lo que es inherente a todo cristiano.
Demasiado, señor Miret; cada vez estoy más de acuerdo con Pablo VI... Hay algunas de cal que parecen puro azufre-
