La sexualidad de Falla
El buen escritor que es Umbral no debería descender a la pornoliteratura en boga. En este mismo diario, y en sus Memorias de un hijo del siglo, ha hecho una de sus afirmaciones excéntricas y gratuitas sobre la sexualidad de Manuel de Falla, adscribiéndolo a una desviación homosexual.Si es broma, puede pasar -dijo don Juan-. Pero a tal punto llevada, ni puede probarnos nada ni se puede tolerar. Y, desde luego, esta afirmación de Umbral no se puede tolerar, y es algo más que una broma. Yo tengo que negar tal afirmación y tan gratuita prueba del desconocimiento de la vida y la personalidad del músico andaluz, al menos por el señor Umbral.
Como autor de cuatro libros biográficos sobre la vida y la obra de Manuel de Falla, de numerosos trabajos y de un análisis psicopatográfico del mismo, debo desautorizar tal disparate, que intenta estigmatizar a un hombre que no puede defenderse. Manuel de Falla fue un intransigente moral en lo religioso y en el arte, y un espíritu místico muy cerca del ascetismo. Su servidumbre religiosa, católica y romana se sustancio siempre en la negación de la carne y la riqueza. Voluntariamente célibe y pobre a la fuerza, y feliz en su pobreza, tuvo, sin embargo -él lo dijo- vocación de casado, pero impedido siempre por su salud y su trabajo. Toda otra conjetura sobre la intimidad de su innegable heterosexualidad es, cuando menos, irreverente hacia uno de los hombres más encendidos de las virtudes morales y religiosas. Entrar a saco en ese mundo absolutamente transparente del espíritu de Falla es, desde luego, enturbiar, o intentarlo, la verdad histórica y humana de quien vivió como un fraile y sufrió como un hombre ungido del espíritu.-
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