Ya no hay garra provocadora
Más de 30 minutos pasaron de la hora anunciada cuando el trío Séptimo Sello apareció en el escenario. La espera de una mayor asistencia de público pudo ser la causa. Ayudados de un guitarrista, salieron los tres y ondearon una bandera de la comunidad madrileña, y el cantante, Mariano Lozano, no tardó en pronunciarse: "Porque si Barcelona es Europa, nosotros estamos orgullosos de ser africanos... Nosotros, Madrid, somos un continente". Séptimo Sello utilizan el humor iniciado por Siniestro Total y reivindican la reconquista urgente de Madrid.Tienen menos gracia, son más pachangueros que los ruidosos de Vigo y quizá añadirán poco a su éxito de verano. Todos los paletos fuera de Madrid fue su número inicial, con respuesta de los espectadores, que disminuyó hasta el final de su actuación. La guitarra acompañó con fuerza al juego de teclados y percusión pro gramada que la banda ofrece. Corrida, tema en el que denunciaban Ias muertes de españoles en las plazas de toros", y Meca Madrid sonaron con ritmo contagioso, pero los asistentes lo agradecieron poco y apenas apoyaron las proclamas del cantante: "A veces pienso que Rusia es un invento yanqui para sacarnos más dinero... Nos hacen ver que no hay futuro para no darnos ni un duro".
II Festival de Otoño
Séptimo Sello y The Lords of New Church. Concierto de rock. Campo de fútbol de Majadahonda. Madrid, 27 de septiembre de 1985.
La banda de Stiv Bator, que ha publicado ya tres discos desde su comienzo en esta década, parece haber perdido su garra provocadora, su ruido y desplante atractivos, su misterio sacrílego y sexo negro. Brian James es un guitarrista duro que se apoya con precisión sobre el incansable batería, Nick Turner, pero su energía se desperdicia en un repertorio sin interés salvo en canciones como la popular Dance with me, que el público advirtió y bailó, necesitado de movimiento, o la potente Black girl, white girl. La presencia de Bator, de escasos recursos, que escupe y gruñe las palabras semicantadas, tampoco llegó a contagiar entre tanto jaleo insulso y frío.
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