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Reportaje:

La carnicería de Alá

Un establecimiento especializado surte de animales sacrificados según los preceptos del Corán a varios miles de musulmanes, árabes y españoles que viven en Madrid

Amelia Castilla

Una parte de las más de 10.000 personas de religión musulmana que viven en Madrid, entre las que se incluyen familias españolas, acude regularmente al único establecimiento que les suministra carne de animales sacrificados según los preceptos del Corán. Mahmoud, un palestino de 34 años, nacido en Gaza (territorio ocupado actualmente por Israel), regenta desde hace dos años una carnicería, situada en la calle de Mauricio Legendre, junto al paseo de la Castellana. Allí se expende carne de pollo, cordero y ternera que han sido sacrificados en nombre del alto Dios y en dirección a la Meca.Mahmoud y su hermano sacrifican, dos veces por semana, en un matadero situado en Colmenar Viejo, a 30 kilómetros de la capital, los animales que luego consumirá una clientela integrada en su mayor parte por estudiantes y personal de numerosas embajadas de países árabes, africanos y asiáticos. La clientela la forman no sólo extranjeros. También adquieren carne en el establecimiento los vecinos del barrio y familias españolas, que llegan hasta la tienda desde Getafe y Boadilla del Monte, donde existen dos comunidades de religión musulmana; la de Boadilla, de origen argelino.

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Pollos, corderos y terneras criados en granjas españolas y sin ningún defecto físico salen del matadero en dirección a la carnicería con el etiquetado en lengua árabe, después de morir desangrados de un tajo limpio en la yugular. Los animales son sacrificados mirando hacia la Meca. Desde Madrid, la ciudad santa de los musulmanes se encuentra hacia el Sureste. El sacrificio de los animales se efectúa después de pronunciar las palabras rituales: "Con el nombre del alto Dios".

La carnicería es un local decorado con baldosines blancos hasta el techo, con un cenefa que bordea las cuatro paredes y que recoge palabras escritas en árabe. Tiene un pequeño mostrador, en el que se exponen piezas de carne perfectamente presentadas y algunos riñones. En la vitrina hay una pegatina con una declaración de amor a "Jerusalén... Palestina", El hermano de Mahmoud, que no quiere dar su nombre, atiende el mostrador y limpia de grasa un lomo bajo de ternera, que será llevado a la embajada de un país árabe para una recepción. En estanterías metálicas se muestran especias típicas, como la curcuma, la carabia y la carabea.

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