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Un suspiro de madrugada es un grito que llega a mil estrellas

El mercado bursátil continúa sin mostrar su tendencia, lo que supone un hecho indeseable en este negocio, ya que el compás de espera siempre aumenta la incertidumbre. El índice general perdió ayer una centésima, por lo que este barómetro descendió por debajo de la cota 109%. No es la primera vez que esto ocurre y, como ya sucedió hace algunos meses, tampoco ahora se puede hablar de una ruptura propiamente dicha. Los chartistas aguardan una mayor definición para empezar a hablar de una caída libre hasta el segundo nivel de resistencia, allá por la cota 105%.Los analistas, en cualquier caso, coinciden en calificar a la leve mejoría del mercado como una reacción técnica ante los descensos de días atrás y nadie apuesta por un cambio de rumbo que pueda modificar sustancialmente la apatía y el goteo a la baja. Un fuerte descenso, sin embargo, sería lo mejor que podría suceder, ya que permitiría una limpieza del mercado y la posibilidad de futuros aumentos en un clima de mayor firmeza. Pero no es fácil que esto ocurra.

La bolsa lleva desde hace algún tiempo sin cotizar los resultados económicos, que existen, aunque algunos analistas los comenten en voz baja, quizá por miedo a que les acusen de ser comisarios políticos del Gobierno. Los expertos, sin embargo, deben plegarse al sentimiento del mercado. Y éste, por ahora, se siente más preocupado por el comportamiento de los inversores extranjeros, decididos a deshacer sus posiciones en eléctricas y comunicaciones ante una depreciación o devaluación de la peseta.

Este proceso sería aún más notorio si no fuera porque una parte de la inversión foránea parece haber apostado en favor de las empresas industriales, despreciando las potenciales ganancias obtenidas a través de las diferencias de cambio. Y es que los analistas aguardan a conocer hoy la primera previsión oficial sobre la evolución de la economía norteamericana. Se espera que el producto interior bruto se sitúe entre el 3% y el 3,5%, pero si no se alcanza ese nivel, la Reserva Federal se vería obligada a flexibilizar su política monetaria y rebajar los tipos de interés, con la consiguiente influencia negativa para el dólar.

Las ventas actuales se ven impulsadas, además, por el tratamiento fiscal privilegiado de que gozan las plusvalías este año, por última vez, y por los primeros análisis sobre los Presupuestos. El incremento de la recaudación fiscal (en torno al 13%) no encaja demasiado bien con el descenso de las inversiones reales (-20%) y con el fuerte aumento de los gastos financieros (+29%); es decir, el Presupuesto no ha gustado en la bolsa.

Así que el leve descenso del precio del dinero no influye para mucho en el ánimo inversor. El Banco de España inyectó ayer 90.500 millones de pesetas a un día y al 11 % (al igual que en la jornada anterior), mientras que el precio de los depósitos en el interbancario se mantenía con una simbólica tendencia a la baja: 10,62% a un día, 10,56% a un mes y 11,12% a tres meses. Los pagarés, por su parte, se situaron al 10,26% a un día, 10,3 1 % a un mes y 10,62% a tres meses. Los tesoros de regulación prosiguen al 10,12% a un mes y al 10,5% a tres meses.

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