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Entrevista:

Cavaco Silva: "La socialdemocracia, una oportunidad de cambiar la fórmula de hacer política en Portugal"

Desde su elección a la presidencia del Partido Social Demócrata (PSD), en mayo, Aníbal Cavaco Silva, ex ministro de Finanzas del primer Gobierno de Alianza Democrática, en 1980, de Francisco Sa Carneiro, es el enemigo número uno del Partido Socialista Portugués (PSP), que le acusa en público de ser irresponsable, y en privado, de ser "un nuevo Salazar". Para Mario Soares, Cavaco Silva es culpable de la ruptura de la coalición, la crisis política y la anticipación de las elecciones, y por ello su partido debe ser castigado por el electorado el próximo 6 de octubre.

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Un representante de la clase media

Las más recientes encuestas de opinión no confirman la existencia de una tendencia en este sentido, y los socialistas corren el riesgo de cargar con la mayor parte de la impopularidad de la política económica y social del Gobierno de bloque central. Más modesto en sus ambiciones electoralistas que el líder socialista, Cavaco Silva defiende, con más convicción que Mario Soares, los grandes principios de la socialdemocracia contra los defensores del neoliberalismo, e insiste sobre la necesidad de "cambiar la manera de hacer política en Portugal", que es también el principal argumento de los eanistas del Partido Renovador Democrático (PRD). Ha conseguido, al menos aparentemente, rehacer la unidad de su propio partido.Pregunta. Es acusado de irresponsable por haber provocado la crisis política y la anticipación de los comicios legislativos.

Respuesta. El PSD aceptó en 1983 gobernar con los socialistas por motivos patrióticos. Era necesario hacer frente a la situación de prerruptura financiera, pero esperábamos, al mismo tiempo, colocar a Portugal en la vía del crecimiento económico, al menos a partir del principio de 1984. Pero el Gobierno Soares ha cometido errores económicos, retrasando medidas que eran necesarias y que estaban incluidas en el acuerdo hecho con el PSD, y perdido la confianza de los agentes económicos. Los resultados están a la vista: en 1984 la inversión ha bajado brutalmente del 20%, y la tendencia se mantiene en el primer semestre de 1985, y aún ahora, pese a la reducción del tipo de interés decidida en julio. Sin inversiones no es posible crear empleo, mejorar las condiciones de vida de la población y la capacidad de competividad de las empresas portuguesas para el ingreso en la CEE. El partido socialista sólo se preocupaba de la preparación de la elección de Mario Soares a la presidencia de la República, ignorando las necesidades de la población y las promesas que había hecho. He asumido la responsabilidad de colocar al PSP frente a la necesidad de escoger entre el cambio y la ruptura. Ha escogido la ruptura.

"Soares gobernó mal"

P. Pero el PSP le acusa de haber provocado la caída del Gobierno cuando, concluida la estabilización, iba a ser posible el relanzamiento económico.

R. Soares gobernó mal. Los resultados de las encuestas muestran que apenas el 5% de los portugueses está satisfecho con la política seguida. El 70% piensa que esta política fue mala, muy mala o pésima. .

P. Los socialistas están de acuerdo con desarrollar una política expansionista a partir de 1986.

R. El relanzamiento económico era posible hace un año, con un gran esfuerzo de inversión y dos objetivos prioritarios: crear empleo y producir bienes de exportación. Al primer objetivo debe obedecer la inversión pública, sobre todo en la construcción y obras públicas; el segundo, a la inversión privada, pero el PSP es incapaz de crear la confianza necesaria. Promete y no cumple. No defiende reglas precisas y transparentes.

Nuestro programa electoral incluye proyecciones económicas hasta 1989, que muestran que es posible llevar a cabo tres cosas al mismo tiempo: luchar contra la subida de los precios y el paro, conservando el control de las cuentas externas. Con reformas progresivas, con una política fiscal que fomente el trabajo, la inversión y el ahorro, una reforma administrativa que luche contra la burocracia, una gestión correcta del déficit presupuestario, una revisión de la legislación laboral -en el sentido de dar una mayor flexibilidad, pero también de eliminar los abusos-, una política de enseñanza a la vez más integral y más profesional es posible en cuatro años bajar el paro hasta el 8%, con una inflación no superior a la media de la CEE y un aumento de los salarios del 1% superior al aumento de la productividad para expandir el mercado interno.

P. ¿Cuál es el objetivo del PSD para las próximas elecciones?

R. Nos proponemos volver a ser el mayor partido. Somos realistas. Con cuatro o cinco partidos es muy difícil que uno tenga la mayoría absoluta. Si el PSD es el primero, tendremos una mayoría con el CDS; si perdemos, es decir, si el PSP gana, seremos oposición, porque socialistas y comunistas tendrán la mayoría absoluta en el Parlamento y será necesaria una oposición fuerte.

P. ¿Descarta un nuevo acuerdo con los socialistas?

R. Si el PSP gana seremos oposición; hay unanimidad en el PSD sobre este punto. Si el PSD gana, la cuestión puede plantearse. Hay dos PSP. Uno joven, que quiere el cambio, y que fue derrotado en Iáfase actual, y el PSP de la continuidad, del inmovilismo, cuyo representante es Almeida Santos, el hombre que es, en Portugal, un verdadero símbolo de la burocracia paralizante. Con él el diálogo será dificil, por no decir imposible.

"Quiero terminar con el político parlanchín"

P. Sus adversarios le llaman tecnócrata, moralista, el nuevo Salazar.

R. Soy socialdemócrata creo que de forma más coherente, más pragmática, menos politiquera que el PSP. La socialdemocracia es esencialmente no dogmática, opuesta a los extremismos colectivistas o liberalizantes, pero sin nunca abdicar de principios como la justicia y la solidaridad social. En este fin del siglo XX en que parece difícil conciliar políticas económica y social correctas, creo que la socialdemocracia tiene una gran oportunidad, compatibilizando, a los niveles posibles, la inflación, el paro, la seguridad social, la modernización y el desarrollo. En Portugal es cambiar la manera de hacer política. Quiero terminar con el estilo de político parlanchín, demagogo, con mucha retórica y literatura para esconder las promesas no cumplidas.

P. ¿Qué política exterior propone para Portugal?

R. Afirmar nuestra identidad como nación, principalmente cuando vamos a entrar en el Mercado Común, con una participación activa y no pasiva en la CEE y la OTAN, con nuestro derecho a la diferencia. Desarrollar la cooperación con los países africanos de lengua oficial portuguesa y con Brasil a nivel comercial y mejorar las relaciones con España. Hay que dejar de lado las pequeñas disputas del pasado y encarar seriamente las ventajas del ingreso conjunto de Portugal y España en la CEE.

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