Accidentes mineros: soluciones, no palabras
Cuando se ha escrito esta tribuna, todavía no han podido ser recuperados los cuatro mineros que el día 3 de septiembre sufrieron un accidente en Asturias. Previsiblemente, sus nombres engrosarán la ya larga lista de trabajadores muertos en este año, aumentando su número a 57. Paradójicamente, este año ha sido declarado por la Administración el Año de la Seguridad Minera. En los ocho primeros meses se llevan tantos accidentes mortales como en 1983, habiéndose superado el índice de frecuencia de 1977.
El progreso económico, técnico y científico de la sociedad ha introducido una serie de factores, absolutamente nuevos, en las condiciones peculiares de trabajo en las que desarrolla su actividad la explotación minera. La intensificación de la producción, la mecanización acelerada, los procesos de automatización, han originado cambios radicales en las condiciones de trabajo de los mineros. Al margen de todos los progresos logrados se sabe y está reconocido que el factor más importante en la producción minera es el hombre, su capacidad física y psíquica y su formación. Por esta razón, en los países desarrollados uno de los componentes básicos de la planificación de la economía minera es la consideración de la seguridad en el trabajo, y por ello existe un especial interés, por parte de estos Estados, tanto hacia los aspectos organizativos de la cuestión, creando organismos especializados en temas de seguridad minera, como dedicando esfuerzos sustanciales en las investigaciones en el campo de la protección del trabajo de los mineros.España no ha estado alejada de lo que ha significado el progreso tecnológico en el sector minero. De esta forma, la mecanización de los procesos de producción ha supuesto, en la década de los setenta, multiplicar por 2,3 y 2,5 la potencia instalada por mina y trabajador. La respuesta obtenida en la producción ha sido un sustancial incremento de la productividad, que, por ejemplo, en el período 1979-1982, ha originado unas tasas anuales acumulativas del 26,8% para el lignito, 25,6% en el mercurio, 24,3% para el zinc, 8,9% en el volframio, 8,6% en las arcillas especiales, 8,1%, para el plomo y hulla, etcétera.
El hombre, abandonado
Pero, mientras se obtenían todos estos avances, se dejaba abandonado el factor más importante de la producción minera: el hombre. Este abandono ha sido doble: por una parte, y como viene siendo una constante en el sistema económico español, el empresariado no ha estado a la altura de las circunstancias y anteponiendo-ganancias fáciles a la conformación de un sistema productivo sólido, no ve más allá de los incrementos de productividad y de la disminución de costes, al precio que sea, incluso el de la vida de los trabajadores. Por otra parte, la Administración no ha sabido velar por la aplicación de las más elementales funciones que las leyes le asignan, de esta manera ' y ya en los albores del siglo XXI, todavía tenemos a medio desarrollar el Reglamento Básico de la Policía Minera, que, en esencia, tiene una antigüedad de 50 años; los servicios de Seguridad Minera del Estado, tanto los de responsabilidad de las comunidades autónomas como los de la Administración central, se encuentran anclados en un sistema de trabajo similar al de los principios de siglo, infradotados de medios y personal, sin estadísticas fiables. Crear la Comisión de Seguridad Minera, órgano consultivo del director general de Minas, ha costado !18 meses de trabajo!, y su labor se demora en el tiempo, resultando inoperante.
Después de todo esto, siguen muriendo y accidentátidose compañeros. La indignación de las cuencas mineras es solamente un murmullo en los orgullosos oídos de los responsables políticos de la Administración. Los pilares básicos de, la seguridad minera: normativa, participación de los trabajadores y plan nacional de seguridad, siguen siendo una utopía. Los avisos y recomendaciones de los sindicatos duermen placenteramente en los cajones de las mesas de empresarios y Administración. ¿Dónde está el cambio en el sector minero? ¿En qué consistirá esa modernización de que ahora se habla para los mineros?
En estos momentos de luto para los trabajadores de las minas, tan desgraciadamente repetidos, nuestro respeto profundo para sus familiares. Su dolor es el nuestro. Mientras seguimos con todas nuestras fuerzas trabajando, reivindicando y exigiendo lo primero que es totalmente nuestro: la vida y la salud. Denunciamos a los que anteponen el beneficio al hombre, así como a la Administración que consiente este planteamiento. Con la vida y la salud de los trabajadores no se juega. Desde ningún Gobierno, y menos de éste. Para los accidentes mineros, soluciones, no palabras.
José Antonio Saavedra es minero, secretario general de la Federación Estatal de Minería de UGT y vicepresidente de la Federación Minera Internacional (FIM).
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