Países ricos y pobres luchan por el control de los satélites
El reparto de las órbitas de los satélites geoestacionarios y la utilización de sus bandas de frecuencia dividen a los países que cuentan con las más avanzadas tecnologías de comunicación -léase países industrializados- y a los que se encuentran todavía subdesarrollados. Mientras los primeros quieren que no se ponga ninguna traba a la utilización del espacio, los segundos quieren un acceso equitativo tanto a la órbita como a las bandas de frecuencia que utilizan estos satélites. Ginebra es el escenario de esta nueva polémica entre los países ricos y pobres.
Este debate se ha planteado en términos de dureza en la primera conferencia administrativa mundial de radiocomunicaciones sobre la utilización de la órbita de los satélites geoestacion arios y la planificación de los servicios espaciales que la utilizan. La primera fase de esta conferencia, que comenzó en Ginebra el pasado mes de agosto, será clausurada el próximo sábado, día 14. Participan en esta reunión cerca de 1.000 delegados de 130 países miembros de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, organismo dependiente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).Como sucedió en otra ocasión en el seno de la ONU con la Conferencia del Mar, las naciones de la Tierra estudian ahora la posibilidad de repartir o, por lo menos, ordenar. el espacio, que se presenta como un bien escaso con vistas al año 2000, que llevará la impronta de la invasión de las nuevas tecnologías de telecomunicación.
En esta oportunidad países avanzados en tecnología, como Estados Unidos, la Unión Soviética, Japón, Canadá y países miembros de la CEE, se muestran partidarios de la libre ocupación del espacio con satélites de comunicación. Estos países tienen el denominador común de poseer todas o algunas de las claves tecnológicas y económicas que permiten fabricar, poner en órbita o comprar directamente satélites de comunicación.
En contrapartida, los países pobres reclaman ya la asignación y reserva de órbitas geoestacionarias para cuando tengan la posibilidad de utilizar un satélite propio, al mismo tiempo que piden la limitación de las órbitas para los numerosos satélites que son capaces de lanzar los países más avanzados.
Los países menos desarrollados tecnológicamente piensan que, si se continúa utilizando el escaso recurso de órbita-espectro y de banda-espectro al mismo ritmo que en la actualidad, puede ocurrir que, cuando se encuentren en condiciones de poder lanzar un satélite propio, la órbita estará saturada y sin posibilidad de admitir ningún otro satélite.
Basura espacial
Tanto a unos como a otros les resulta, no obstante, preocupante el elevado número de objetos artificiales -muchos de ellos, satélites- que está convirtiendo el espacio en un basurero contaminante para las comunicaciones mundiales. Según estudios de alIgunas compañías privadas de Estados Unidos podrían estar circulando en estos momentos por el espacio exterior cerca de 20.000 objetos artificiales, que, si no suponen aún un riesgo importante de colisión, son causa de interferencias para las comunicaciones espaciales.
En una posición intermedia entre países avanzados y subdesarrollados se encuentra España, país al que la conferencia de Ginebra le ha encomendado indirectamente -nombrando al ingeniero de la Telefónica Miguel Menchén presidente de la comisión de planificación- la tarea de acercar posturas. Al frente de la delegación española en esta conferencia se encuentra Francisco Virseda, director general de Medios de Comunicación Social.
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