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FESTIVAL DE SANTANDER

El público responde a un programa arriesgado

El Festival Internacional de Santander (FIS) ha ofrecido, en sus jornadas finales, algunos ejemplos arriesgados de programación que demuestran la evolución, lenta pero cierta, del gran público. La oquesta de la Radio de Francfort, un instrumento sinfónico excelente, moldeable y brillante en manos de su titular, Eliab Inbal, convocó buen número de melámanos, que habrían llenado un local del aforo del teatro Real para dos programas dedicados a Bocherini, Bruckner, Messiaen y Soler en versión orquestal de Claudio Prieto.

Hace mucho tiempo que el genial Fandango del padre Antonio Soler esperaba la mano que supiera instrumentarlo; la ha encontrado en el saber, la imaginación instrumental y la fidelidad de Claudio Prieto, quien, por encargo del Festival Internacional de Santander, ha realizado un trabajo que tiene tanto de orquestación como de invención.Llevado a cabo con absoluto éxito por Claudio Prieto, esta programación suponía un reto muy difícil, pues, como saben quienes conocen la obra, la naturaleza clavecinística del Fandango, su extensión, su insistencia rítmica, temática y tonal, la brevedad de los motivos -a empezar por el del ostinato- eran importantes dificultades a resolver.

Por otra parte, el Fandango es una de las invenciones musicales más luminosas de nuestro siglo XVIII, acaso la cima de cuantos fandangos se hayan compuesto desde Mozart a nuestros días, y sin que olvidemos la extraña anticipación de Johan Sebastian Bach sumida en su Misa en si menor.

Color y fascinación

Sin traicionar ni un momento el texto, Claudio Prieto lo ha llenado de color, lo ha llenado con contratemas e imitaciones que acentúan y dan consistencia a los temas, ha analizado con inteligencia cuantas sugerencias orquestales se desprenden de la obra soleriana y ha servido al sinfonismo español una pieza que sin duda alguna será repertorio por su belleza, el virtuosismo instrumental tanto colectivo como individual de los intérpretes y el irresistible poder de fascinación que desprende.Creo sinceramente que el maestro Inbal, que no es sólo un bruckneriano o un especialista en "obras de grueso calibre", sino también un espíritu flexible, no ha entendido o no ha trabajado lo suficiente el Fandango, aunque la exposición el día del estreno, por parte de una orquesta tan espléndida como la de Francfort, tuviera calidad suficiente para entusiasmar al público. Junto con los intérpretes, el compositor Claudio Prieto, uno de los valores auténticamente sólidos de nuestra música actual, recibió largas ovaciones de un público entusiasmado.

Inbal y los músicos de Francfort dieron versiones irreprochables de la séptima sinfonía de Bruckner y del inmenso fresco sonoro de Olivier Messiaen Turangalila.

La séptima sinfonía nos presenta en conjunto acaso el momento más lírico y apegado a los ideales románticos de toda la producción de Bruckner, y el director Inbal y los maestros de su orquesta supieron desentrañarla y explicarla con claridad, hondura e inusitada brillantez.

Turangalila, una partitura del final de los años cuarenta, representa, si no toda, sí una parte sustancial del creacionismo del músico francés. En el seno de sus diez movimientos se albergan las inquietudes técnicas, estéticas e ideológicas de uno de los grandes maestros del siglo XX.

La imaginación orquestal de Messiaen aparece en Turangalila por encima de las mismas ideas melódicas, frecuentemente elementales, pero el trabajo sinfónico posee una innegable categoría monumental que reside en su novedad y la variabilidad de las combinaciones, la inventiva de los ritmos, los extremados contrastes dinámicos, el inusitado papel de las percusiones, la presencia de una pequeña orquesta -evocativa del gapelin balinés- o las mezclas de timbres o procedimientos.

Hermosa interpretación

Como tantas obras de Messiaen, Turangalila resume la cosmogonía de las ideas y creencias del compositor. Brillantísima, potente, hermosa en todos los aspectos la interpretación de Eliah Inbal y la orquesta de la Radio de Francfort, que fue acogida entusiásticamente por el público.En el primer programa obtuvo un nuevo éxito en la interpretación del concierto en si bemol mayor de Bocherini el violonchelista brasileño Antonio Meneses gracias al virtuosismo de su técnica.

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