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Reportaje:

La noche trágica del tren París-Port Bou

ENVIADO ESPECIAL Cuarenta y dos muertos y 38 heridos, 11 de ellos muy graves, se contabilizaban ayer de la catástrofe ferroviaria de, Argenton-sur-Creuse, en el centro de Francia. Del grupo de viajeros españoles hubo una mujer muerta y otras cinco personas heridas. Los supervivientes de la noche trágica del tren París-Port Bou relatan los momentos de confusión tras el accidente. Vecinos de la citada localidad francesa que acudieron al lugar del siniestro cuentan que las personas que abandonaban el tren salían, en su mayoría, en pijama o semidesnudos.

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El accidente ferroviario sucedió en la noche del viernes en la localidad francesa de Argenton-sur-Creuse, a unos 300 kilómetros de París, en el departamento de Alt Vienne, donde el tren de París a Port Bou descarriló, por exceso de velocidad, chocando posteriormente con otro convoy postal que cubría la ruta de Brive a la capital francesa.Josep Palau, de 27 años de edad, soltero, vecino de Badalona, educador en una escuela municipal, ha explicado a la puerta del Ayuntamiento de Argenton-sur-Creuse cómo logró salvarse del accidente y ser el único viajero ileso de su departamento: "Estábamos ya acostados en las literas, cuando sentimos que el tren resbalaba y salía de los raíles. Después vino un gran golpe. Y recuerdo, en la penumbra, como los paquetes y maletas caían del techo. Yo logré salir por la ventana".

A la misma hora, pocos minutos después de la medianoche, Mare Pallier, vecino de Argenton, recuerda haber oído un frenazo y poco después un golpe seco: "Mi mujer me dijo: esto es un descarrilamiento. Fuera, en la calle, una inmensa humareda lo envolvía todo. Ni siquiera podíamos ver las casas de delante. Inmediatamente salimos a la calle y vi a un hombre vestido sólo con unos calzoncillos, que se tambaleaba y repetía incesantemente: 'Estoy herido, estoy herido, quiero ir a un hospital'".

Los testigos de esta catástrofe aseguran que los viajeros abandonaron el ferrocarril en pijama o semidesnudos, gritando en la oscuridad, mientras se buscaban los unos a los otros. René Bonargent, concejal del Ayuntamiento socialista de Argenton-sur-Creuse, ayudó a los supervivientes a llegar a una sala de fiestas cercana. Mientras, se encendían las luces del estadio de fútbol y se improvisaba un helipuerto y la compañía telefónica instalaba siete líneas complementarias en el ayuntamiento.

Veinticuatro horas después del accidente ferroviario, los cuerpos sin vida de algunas de las 42 víctimas permanecían en cajas perfectamente alineadas en una sala cercana al ayuntamiento. Una tenue luz rojiza se filtra entre las cortinas, mientras un grupo de funcionarios susurran y estudian la documentación de los viajeros. Durante las horas siguientes al accidente ferroviario numerosas personas, venidas de diferentes puntos de Europa, han pasado por esta improvisada capilla fúnebre, con la esperanza de reconocer a sus familiares. Representantes consulares de diferentes países han hecho acto de presencia en el Ayuntamiento para interesarse por los supervivientes, o simple mente para recoger los cadáveres de sus compatriotas.

El primero en llegar, fue el cónsul del Reino Unido, mientras que al de España, 36 horas horas después del siniestro, se le esperaba aún, para sellar los papeles que permitan trasladar a Barcelona los restos mortales de la única víctima mortal española, María del Socorro Delgado Cabras, militante del Movimiento Comunista de Cataluña y de Comisiones Obreras. La ausencia del cónsul ha sido duramente criticada por el grupo de es pañoles que se han trasladado especialmente a Argenton-sur-Creuse al conocer el accidente.

El conductor, acusado

Jean-Yves Brisset, el conductor del tren París-Port Bou, de 37 años de edad, 15 de los cuales ha trabajado como empleado de la compañía de ferrocarriles, es señalado como el responsable del siniestro. Ayer por la mañana este funcionario fue trasladado desde la prefectura de Argenton-sur-Creuse al palacio de justicia de Thâteauroux, donde compareció ante el juez. El magistrado decretó la libertad, bajo control judicial, del detenido y le acusó de los delitos de homicidio y heridas involuntarias. Él mismo se había responsabilizado del siniestro en unas declaraciones realizadas poco después del accidente.El conductor del convoy ha explicado cómo sonó en su departamento la señal de alarma al rebasar los límites de velocidad permitidos en aquel tramo, pero que, inexplicablemente, se olvidó de reducir la marcha. El alcalde de Argenton-sur-Creuse, Andrés Advenier, en el transcurso de una conferencia de Prensa realizada ayer en el ayuntamiento, justificó la conducta del funcionario de ferrocarriles al asegurar que "se le podía haber quedado la mente en blanco, olvidándose de reducir la velocidad".

A pesar de todas estas explicaciones, los vecinos de Argentonsur-Creuse opinan que la Compañía Nacional de Ferrocarriles podría ser corresponsable del accidente. Se habla de una posible reducción de empleados o de señalizaciones mal realizadas. La investigación judicial iniciada ayer con el procesamiento del conductor del tren tratará de aclararlo.

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