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Acoso al 'apartheid'

Suráfrica suspende el pago de su deuda ante la presión internacional

CARLOS MENDO ENVIADO ESPECIAL, El Gobierno de África del Sur anunció ayer una moratoria de, cuatro meses en el pago de la deuda externa (cerca de 17.000 millones de dólares), con objeto de lograr un respiro frente a la grave crisis financiera por la que atraviesa el país. La noticia se conoció poco después de que dos blancos resultaran muertos y otros dos gravemente heridos cuando una multitud negra prendió fuego al vehículo en el que viajaban, en el primer ataque directo a miembros de la comunidad blanca registrado en Suráfrica desde el comienzo de los disturbios raciales, hace un año, que han causado hasta ahora más de 650 víctimas.

El ministro de Finanzas, Barend du Plessis, dijo que la crisis se ha precipitado por un "desordenado" rechazo de los bancos extranjeros a renegociar la deuda, y aseguró que los intereses de los préstamos seguirán pagándose por el banco central.

Barend du Plessis insistió en que la medida adoptada por su Gobierno es más una "pausa" que una moratoria, y dijo que "África del Sur es absolutamente capaz de pagar su deuda externa", pero que una parte de las peticiones de pago que se han efectuado recientemente por los bancos extranjeros no puede ser atendida de forma inmediata.

El estallido de la crisis económica y financiera surafricana sucede en unas circunstancias de fuerte presión internacional sobre el gobierno de Pretoria por su resistencia a modificar su política de apartheid. Sin embargo la crisis tiene una larga gestación en la que los factores políticos se juntan a la sequía y a la caída de los precios del oro y otros productos de exportación. La deuda alcanza los 17.000 millones de dólares (casi 3 billones de pesetas), con vencimiento a corto plazo en su mayor parte. La crisis tiene otros exponentes, como el desempleo, que afécta al 25% de la población negra y la inflación, que ronda el 15%.

Las medidas adoptadas por Suráfrica incluyen la reintroducción de un rand financiero, con lo que se vuelve a la creación de un doble mercado para la moneda nacional, en lo que supone un reforzamiento del control de cambios, cuyo mercado fue suspendido la semana pasada, cuando se decidió la clausura, hasta hoy, de la bolsa de Johanesburgo. Pasa a la página 3

Mueren dos blancos en el primer ataque frontal contra miembros de esta comunidad surafricana en un año

Viene de la primera páginaEl incidente en el que resaltaron muertos los dos blancos se produjo el sábado por la noche en las afueras de East London, un puerto en el océano Indico, situado a 950 kilómetros al suroeste de Johanesburgo, pero no fue anunciado hasta ayer por la mañana. Según un portavoz de la policía en Pretoria, los cuatro blancos se dirigían en automóvil hacia el bantustán (reserva para negros) de Ciskei, cuando su automóvil fue rodeado por una multitud que había asistido antes a los funerales por 18 víctimas de los disturbios raciales en la localidad negra de Duncan Villags.

Los funerales, en los que no intervino la policía, se celebraron en un estadio local y contaron con una asistencia de cerca de 50.000 personas, que escucharon discursos incendiarios por parte devarios oradores. Uno de ellos manifestó que los boers les trataban "como perros y, por tanto morirían como perros".El portavoz de la policía informó que los cuatro ocupantes del automóvil, todos de nacionalidad surafricana, fueron atacados con cuchillos por los negros que regresaban del funeral, mientras que su coche era prendido fuego. "Uno de los ocupantes murió abrasado dentro del vehículo y un segundo apuñalado, mientras que los otros dos se encuentran en estado grave en un hospital de East London", añadió el portavoz.

El ataque frontal y directo contra miembros de la comunidad blanca, es el primero en su especie que se registra en Suráfrica desde que la escalada de violencia racial comenzó en agosto del pasado año. Hasta ahora, las únicas víctimas de raza blanca habían sido una niña de tres años y una enfermera, que resultaron muertas en dos incidentes.

Observadores de la escena política surafricana han manifestado que el incidente es susceptible de levantar ampollas entre los miembros de la comunidad afrikaner y puede poner en peligro incluso el tímido programa de reformas cosméticas iniciado en 1983 por el presidente Pieter W Botha.

Entre tanto, alrededor 60.000 tenían previsto ayer por la noche el comienzo de una huelga de duración indefinida en siete minas de oro y de carbón situadas en las cercanías de Johanesburgo en apoyo de sus reivindicaciones salariales. En principio, la huelga sólo afecta a las minas más pequeñas del complejo minero de Johanesburgo, pero podría extenderse a la totalidad de la fuerza obrera minera de color, calculada en unos 400.000 trabajadores, sí la propiedad de los pozos intenta romper la huelga.

La huelga es la segunda que se registra en la historia de las relaciones laborales de Suráfrica. En la primera, que se produjo el año pasado y que duró sólo unas horas, 20 mineros murieron en enfrentamientos con la policía y con el personal de seguridad de las compañías.

Por su parte, la misión de la Comunidad Económica Europea que, compuesta por los ministros de Asuntos Exteriores, de Luxemburgo, Jacques Poos, de Holanda, Hans van den Broek y de Italia, Giulio Andreotti, han mantenido conversaciones en Suráfrica con el fin de someter un informe a la comunidad sobre la situación política del país, regresó anoche a Europa tras una visita de tres días. La misión comunitaria ha sufrido en Suráfrica varios desaires por parte de grupos anti apartheid que se han negado a entrevistarse con los ministros europeos, después de que éstos mantuvieran su viaje tras la negativa del Gobierno de Pretoria a permitirles entrevistarse con el líder del Congreso nacional africano, Nelson Mandela.

En una conferencia de prensa celebrada en el aeropuerto Jan Sinuts de Johanesburgo, Jacques Poos, portavoz de la comisión, manifestó que la misión "no sometería ninguna recomendación" de sanciones contra Pretoria al Consejo de Ministros de la Comunidad, que tiene previsto reunirse en Luxemburgo el próximo día 10. Poos expresó su esperanza en que "algo ocurriría muy pronto en Suráfrica".

El Gobierno, por su parte, en un comunicado facilitado sobre la visita de la misión comunitaria, reiteró sus conocidos puntos de vista sobre el tema de la reforma política y manifestó que estaba dispuesto a entrevistarse con los líderes de la comunidad negra, "con la condición de que los que participasen en las negociaciones renunciaran a la violencia como medio de conseguir sus objetivos políticos". El comunicado añadía que el actual estado de emergencia sería levantado tan pronto como terminara la actual situación de violencia. Jacques Poos manifestó que los países europeos "reconsiderarían su actitud si no se producían cambios significativos en un período razonable de tiempo".

En otra conferencia de prensa celebrada también en el aeropuerto de Johanesburgo, inmediatamente después de terminar la reunión de los ministros comunitarios con los periodistas, el titular de Asuntos Exteriores de Suráfrica, Roelof Pik Botha, declaró que una eventual aplicación de sanciones sería "catastrófica, no sólo para los negros surafricanos sino también para los países del África austral". Botha calificó la visita de la misión comunitaria como "útil".

El portavoz de la misión comunitaria manifestó que los ministros europeos habían captado "la urgencia de las comunidades blancas y negras para que se realizaran cambios fundamentales en la política del país"`. "Es necesario el comienzo de un diálogo nacional, sin condiciones previas, con los líderes auténticos de la comunidad negra", manifestó Poos.

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