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La presión fiscal crecerá 1,5 puntos en 1986, según el borrador de Presupuestos, Generales del Estado

Joaquín Estefanía

La presión fiscal crecerá 1,5 puntos en 1986, según el anteproyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado que se está elaborando Sin embargo, esta cifra no es homologable -ni, por tanto, comparable- con la de anteriores ejercicios, puesto que hay una distinta metodología para calcularla, que se basa en la introducción del impuesto sobre el valor añadido (IVA) y también en variaciones contables en algunos conceptos, como los recargos municipales, el canon de energía, etcétera.

Un ejercicio teórico realizado por los responsables de elaborar el presupuesto indica que, si la metodología hubiera sido idéntica a la de años anteriores, la presión fiscal hubiera crecido menos de medio punto. En cualquier caso, no está todo decidido. El Consejo de Ministros de hoy, presidido por Felipe González, habrá de dar vía libre a las grandes líneas del presupuesto. A partir del martes, y hasta el último día de este mes, se construirá técnicamente lo que supone el primer instrumento de la política económica del país.Mientras tanto, el fin de semana ha sido muy ajetreado. Inmediatamente que acabó el Consejo de Ministros del pasado miércoles, José Borrell, secretario de Estado de Hacienda; Miguel Muñiz, secretario general de Economía; Rafael de la Cruz, director general del Presupuesto, y el resto del equipo comenzaron la labor de encaje que supone conseguir un déficit público a finales de 1986 de un 4,5% del Producto Interior Bruto.

Jueves y viernes fueron los días en los que los subsecretarios de los diferentes ministerios, uno a uno, pasaron a confesarse por el edificio que el Ministerio de Economía y Hacienda tiene en la madrileña plaza de Cuzco. A cada uno les recibía Borrell y Muñiz, les contaban lo que correspondía a cada departamento respectivo, escuchaban lo de "es imposible", y aceptaban o no aceptaban el programa de austeridad que a todos toca.

Los más resistentes son el Ministerio de Trabajo (debido al problema de la Seguridad Social), el de Educación (por la instrumentación de la ley Orgánica de Defensa de la Educación), y también los de Agricultura y Defensa. Según diversas fuentes consultadas, los técnicos pretenden que el Ministerio de Defensa sufra como cualquier otro -"o más", dice un economista del PSOE con responsabilidades en la Administración- las consecuencias de la política de rigor. Sin embargo, se duda de que a nivel político -es decir, por decisión del Consejo de Ministros- se consiga dar una equivalencia a Defensa con el resto de los ministerios constreñidos en el gasto público.Primer balance

El sábado, primer balance. El ministro de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga, se reunió con Borrell para conocer el estado de la cuestión, es decir, cómo van a reaccionar los ministros en la reunión del Gabinete de hoy. Cuál va a ser su grado de insatisfacción ante lo que les corresponde para el próximo ejercicio.

El Consejo de Ministros estará presidido por Felipe González, que parte mañana para China y Japón. En esta ocasión, el presidente del Gobierno no estará presente para dirimir los litigios entre los diversos departamentos (gastadores por filosofía) y Economía y Hacienda (el árbitro del gasto). Como consecuencia de la salida de Miguel Boyer del Gobierno, las tensiones se han atenuado. Según algunos de los funcionarios que permanecen en la Administración desde el principio de la legislatura socialista, González debía interferir permanentemente en las disputas entre Boyer y el resto. Por ello, el anterior ministro de Economía aspiraba a una vicepresidencia de Gobierno que alterase el organigrama del Ejecutivo a su favor. No le bastaba la representación del presidente del Gobierno al presidir la Comisión Delegada para Asuntos Económicos. Ahora esto ha cambiado.

Todo el mundo es consciente de que el presidente Felipe González marcha a China diciendo implícitamente: "Solchaga es el que manda". Y el resto de los ministros lo aceptan porque, por el momento, no existen grandes tensiones y las decisiones se toman de modo colegiado en la comisión delegada.

Pero además, la irritación contenida por la forma en que Boyer salió del Gobierno y sus frías relaciones con la mayor parte de los miembros del Gabinete impulsan directamente una mayor cohesión alrededor de Solchaga. "Los ministros arropan a Solchaga", dice un economista del Partido Socialista Obrero Español que conoce como testigo excepcional la marcha de estas relaciones. Se fuerza incluso la apariencia de que sin Boyer la maquinaria funciona mejor.

Guerra al déficit

Sin embargo, no hay que olvidar que Solchaga aplica, incluso de forma acentuada, la política económica que diseñó el primer zar económico de la era socialista, y que los resultados que se están obteniendo en la lucha contra la inflación son la herencia de Boyer.

En camino de ser domeñado ya el índice de precios al consumo (IPC), el mnistro de Economía Solchaga está elaborando unos presupuestos de guerra contra el déficit público, magnitud que Boyer no pudo controlar.

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