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La disidencia de Rocard

L'EXPRESS¡Uf! Los amigos de Michel Rocard espiran... Desde 1981, su jefe de filas preferido asfixiado, con el bozal puesto por la solidaridad gubernamental, atado por la disciplina de partido. El 4 de abril pasado, el ministro de Agricultura abría una brecha al dimitir del Gobierno bajo un pretexto serio: la instauración del escrutinio proporcional. El 24 de agosto, durante la reunión del comité del PS, el erudito Hamster ha sacado por fin la nariz fuera de la red: se negó a firmar el texto de la mayoría que apoya a Lionel Jospin y decidió presentar su propia moción en el Congreso de Toulouse el próximo octubre. (...)Los socialistas no irán a la gran misa en filas mezcladas pacíficamente. Un lujo, a unos meses de las elecciones legislativas. Un revés para Jospin (...).

Aunque presionado por el Eliseo (...) el nº 1 del PS estaba decidido a hacer limpieza en su partido. El 6 de julio obtenía una primera victoria al concluir un acuerdo con todas las corrientes sobre el reparto de investiduras, departamento por departamento. Rocard. había conseguido 27 plazas elegibles para sus amigos. Jospin esperaba conseguir un segundo triunfo en el comité director, que, de confirmarse en el Congreso, hubiera dado un la masivo y unánime a la campaña electoral. Pero no contó con las provocaciones de Rocard: dos emmiendas que quería que sustituyeran al texto de Jospin, sobre los puntos más importantes.

Estas emmiendas, bellamejite, presentadas, expresan una exigencia esencial, traducida sin tapujos por el rocardiano Gerard Fuchs: "Tenemos que reconocer los errores económicos cometidos de 1981 a 1983. Tenemos que reconocer que hemos cambiado de estrategia: ya no soñamos con una ruptura brutal con el capitalismo, y tampoco con la unión de la izquierda, tal y como algunos han podido imaginarlo durante años". Para que sobresalgan algunos mitterranistas, que no desean hacerse pasar por masoquistas, aunque sea a cambio de una medalla de modernidad impuesta por Rocard. Ya que el modernismo socialdemócrata de Rocard ha causado y causará siempre escándalo en el seno del Partido Socialista. ( ... )

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"El debate no es la división, sino la nobleza de los socialistas", contesta Rocard, imperial. Y sus discípulos explican: "no tenemos ningún interés en callar nuestras diferencias en el seno del partido, si nos hacen ganar votos". ( ... ) Rocard ha tomado un riesgo calculado. Su juego consiste en marcar al máximo sus diferencias con el PS, pero evitando que se rompa la cuerda. Ésta no se romperá: los dirigentes socialistas no tienen nada que ganar. ( ... )

6 de septiembre

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