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La CGT francesa presiona para el cierre de alguna de las factorías Renault en España

La agitación sindical motivada en Francia por la aguda crisis por la que atraviesa la firma automovilística Renault cobró ayer nueva actualidad en varios frentes. En la capital francesa, sindicalistas de la Confederación General de Trabajadores (CGT) bloquearon la avenida de los Campos Elíseos. En la costa oeste, un tren cargado con repuestos para la factoría de Renault en Palencia pudo finalmente atravesar la frontera de Hendaya tras permanecer bloqueado el miércoles durante 24 horas en distintas estaciones ferroviarias francesas.

Los incidentes de ayer constituyen una escalada en la estrategia de los dos sindicatos mayoritarios franceses, CFDT (Confederación Francesa Democrática del Trabajo) y CGT, en torno a la crisis Renault. El sindicato comunista CGT, especialmente, lleva meses presionando a la dirección de la multinacional francesa para que lleve a cabo determinados cierres de factorías de Renault en España, como medio de salvar empleos en Francia.La CGT sostiene que antes que despedir trabajadores franceses la multinacional debería proceder a liquidar parte de sus negocios en el exterior, de forma que las producciones que hoy se realizan fuera de Francia permitieran el mantenimiento de la plantilla en Francia.

Dentro de esta estrategia, la CGT reclama la venta de la participación de Renault en la empresa norteamericana American Motors y el cierre de algunas de las instalaciones Renault en España. La factoría española a cerrar se trasladaría a Francia, para exportar su producción des de el país vecino, con lo que podrían solventarse en buena parte los excedentes de plantilla que hoy padece la multinacional estatal gala.

En París, unos 200 militantes de la CGT bloquearon ayer durante varias horas la avenida de los Campos Elíseos, una vía que normalmente soporta un tráfico muy fuerte, atravesando en la calzada cerca de 50 automóviles Renault importados de Bélgica, España y Portugal para protestar contra las importaciones que efectúa la firma de sus factorías en tales países. Un comando de 60 militantes de la CGT había asaltado durante la noche una factoría de la empresa, en las afueras de París, apoderándose de los automóviles tras neutralizar al vigilante y cortar los hilos del teléfono.

Ofensiva de la CGT

Esta espectacular acción se inscribe en la orden de ofensiva lanzada el miércoles por el líder del sindicato, Henri Krasucki, para protestar por lo que califica de "desmantelamiento" de la industria automovilística francesa. El sindicato comunista sostiene que las factorías que Renault mantiene en otros países europeos son las grandes causantes de las pérdidas de puestos de trabajo de la firma en Francia.

Esta protesta siguió al intento de la central sindical de bloquear durante cerca de 24 horas un tren que procedente de la factoría de Douai, en el norte del país, transportaba siete vagones cargados con piezas de repuesto para la factoría que la multinacional posee en Palencia. El citado tren sufrió bloqueos sucesivos durante toda la jornada del miércoles en las estaciones de Douai, Valenciennes, Lens, Angouleme, Bordeaux y Labenne, causando graves distorsiones en el tráfico ferroviario entre el norte y sur del país, informa Reuter.

En la estación de Lebenne el convoy estuvo bloqueado durante varias horas, en espera de una nueva locomotora que reemplazara a la original, dañada por el fuego provocado por los, manifestantes. Finalmente pudo continuar su camino en dirección a Bayona y Hendaya, protegido por contingentes policiales a bordo del tren, armados con lanzagranadas. En la mañana de ayer el convoy pudo finalmente atravesar la frontera, después de que las autoridades aduaneras españolas le negaran el paso durante la noche, temiendo una emboscada.

Renault ha estado perdiendo dinero en los últimos años a un ritmo difícilmente sostenible. El año pasado la firma perdió 12.550 millones de francos, más de 240.000 millones de pesetas. Las pérdidas forzaron al Gobierno Mitterrand a colocar al frente de la firma a Georges Besse, un directivo con justa fama de hombre duro a la hora de tomar decisiones impopulares.

Besse no tiene una tarea fácil. Como consecuencia de la política implantada por los socialistas a su llegada al poder, la firma amplió su plantilla en cerca de 5.000 nuevos trabajadores, cuando para muchos observadores era ya notoria la existencia de un excedente laboral. El nuevo presidente se ha visto obligado a anunciar despidos que afectarían hasta a 20.000 trabajadores de la firma en Francia.

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