Guerras no tan privadas
El auge del fenómeno de los 'soldados de fortuna' invade la escena política interna y exterior de Estados Unidos
Del 18 al 22 de septiembre próximo, en el hotel Sahara, de Las Vegas, se celebrará una convención de mercenarios organizada por la revista más famosa de EE UU que los apoya y promociona, Soldier of Fortune, fundada hace ahora 10 años. Pagando los 200 dólares de inscripción se puede asistir a una exposición de armas de combate, exhibiciones de tiro y explosiones, participar en concursos de tiro o en una arriesgada persecución de cinco millas por el desierto de Nevada con la ayuda de un mapa, una brújula y un cuchillo. También habrá cursillos de colocación de minas subacuáticas, lucha con bayoneta, paracaidismo y seminarios acerca de Afganistán, Oriente Próximo y América Central.
El fenómeno de los mercenarios no es nuevo en la historia de la guerra, pero en los últimos años ha cobrado un fuerte auge en EE UU, hasta el punto que ha sacado el tema de las revistas de especialistas y círculos reducidos militaristas o progresistas hasta llevarlo a las pantallas de televisión y cine, o en las primeras páginas de The Wall Street Journal, que el 17 de julio pasado titulaba Guerras privadas a un exhaustivo informe sobre la forma en que numerosas organizaciones privadas derechistas están financiando, y en muchas ocasiones participando, la guerra sucia en América Central, como hace 10 años hubo numerosos mercenarios de divesos países actuando en África (Rodesia, Angola).Fue precisamente en 1975 cuando el entonces teniente coronel en activo Robert K. Brown fundó la revista mensual Soldier of Fortune, editada en Boulder, Colorado, con lujo técnico y un espectro informativo que abarca desde anuncios para reclutar u ofrecer mercenarios hasta artículos sobre las guerrillas afganas, UNITA y la contra nicaragüense, pasando por ensayos elogiosos de los grupos de elite nazi, detallados informes sobre nuevas armas de combate y una increíble profusión de anuncios ofreciendo ametralladoras, bayonetas labradas con la palabra Vietnam, literatura bélica, explosivos y adhesivos para camisetas con leyendas como Los mercenarios nunca mueren, van al cielo para reagruparse, Kill a commie for mommy (Mata a un comunista por mami), o Únase a los marines: viaje a tierras distantes y exóticas. Conozca gente diferente y excitante, y mátelos.
El teniente coronel Robert K. Brown, actual editor de Soldier of Fortune, es un hombre con gran experiencia: trabajó con exiliados cubanos, y a través de una empresa de su propiedad, la Phoenix Associates, reclutó durante la década pasada mercenarios para Rodesia. Los vínculos entre esta publicación y altos cargos del Ejército han sido denunciados en varias ocasiones. Asimismo, la revista reveló en 1976 que un agente de la CIA había participado en su creación, al igual que George Bacon III, mercenario norteamericano que murió en Angola luchando en las filas del FLNA (Frente de Liberación Nacional de Angola), grupo guerrillero prooccidental dirigido por Holden Roberto que combatió contra el movimiento izquierdista angoleño actualmente en el poder. Bacon fue quien sugirió a su amigo Brown, hace 10 años, que crease un medio de difusión que "pudiera ser un instrumento excelente para propagar buenas palabras" sobre operaciones clandestinas en el extranjero, según revelé en 1979 el activista surafricano Malik Reaves. Los realizadores de Soldier of Fortune creen en la libertad de expresión y la fuerza de la Prensa: en uno de los últimos números, el editorial está dedicado: a criticar al Departamento de Defensa por haber procesado a algunos soldados y oficiales norteamericanos que se llevaron para su casa algunos fusiles soviéticos que encontraron en la isla de Granada durante la invasión en 1983. Dale Dye, director ejecutivo de la revista, pregunta en el editorial qué razón existe para que "los norteamericanos que voluntariamente pelean y sangran por su país tengan prohibido el privilegio de capturar y conservar armas como recuerdo y símbolo de su sacrificio. Por qué", añade, "trofeos de guerra, como fusiles Kalachnikov o granadas comunistas no pueden ser llevadas a casa para que pasen a las manos de hijos y nietos como testimonio de nuestra tradición americana de. servir en tiempos de peligro para esta nación y sus ideales".
Portavoz de la ultraderecha
Hoy, Soldier of Fortune es más que una revista para aficionados al tiro a la diana o los trofeos de guerra. The Wall Street Journal, The Manchester Guardian y la televisión norteamericana, por citar tres ejemplos, le han dedicado una especial atención al fenómeno. Y un estudio publicado por los cuáqueros de EE UU (Invasión, por el American Friends Service Committees) señala a esta revista-grupo de presión como una de las más poderosas organizaciones de la ultraderecha de EE UU, junto con la Comisión Caribeña (que está organizando actualmente una campaña para que los ciudadanos estadounidenses adopten a un contra, como en España se adoptaban chinitos); el Comité para la Supervivencia de un Congreso Libre, La Fundación pro América, la Liga Anticomunista Mundial (que asegura recolectar 500.000 dólares al mes para los rebeldes nicaragüenses) y la Asistencia Cívico-Militar (CMA) de Alabama. Este último grupo saltó, a la luz pública cuando dos miembros destacados del mismo -Dana Parker y James Powell II- murieron en septiembre de 1984 al ser derribado un helicóptero que atacaba territorio nicaragüense. Poco después, un grupo de investigación sobre espionaje de Washington DC denunció en la revista Cover Action que miembros del CMA eran adiestrados en las academias militares de Fort Benning y Fort Braggs. La CMA fue creada en 1983 por un ex marine veterano de Vietnam, Tom Posey, y tres guardias nacionales "que compartíamos un gran interés por las armas y combatir el comunismo", ha declarado Posey. En menos de dos años, la CMA cuenta con campos de entrenamiento en Alabama (los mismos que antes utilizó el Ku-Klux-Klan) y sucursales en Misisipí, Tennessee, Luisiana y Georgia.
La implicación de Soldier of Fortune en las prácticas de la política exterior de EE UU en el Tercer Mundo no es menor. Dos miembros del staff de la revista: murieron en acciones mercenarias. Uno, el mencionado, George W. Bacon III, y otro, Michael Echanis, director de artes marciales de la publicación, murió al estallar una bomba en un avión mientras era asesor de Anastasio Somoza en 1978. Pero también están alcanzando una inquietante participación en la política nacional. En 1981, la revista envió a sus lectores el libro The turner diaries, una novela que plantea la necesidad de exterminar a la gente de color, judíos y blancos "traidores raciales" para que "el mundo funcione bien otra vez" Por su parte, la casa editorial de la revista, Paladin Press, publica regularmente manuales de tortura e interrogatorios.
Pero es en el extranjero donde la coincidencia es plena. Mientras Ronald Reagan realizaba una intensa campaña para lograr que el Senado concediera ayuda á la contra, Dale Dye, el director ejecutivo de la revista, explicaba a The all Street Journal que su grupo provee asesoramiento militar a los rebeldes nicaragüenses. Y para confirmarlo, el número de junio de Soldier of Fortune -en cuya portada aparece Sylvester Stallone interpretando al mercenario Rambo- publica un extenso reportaje con fotogra filas en color titulado Asesores militares de SOF (Soldier of Fortune) contra Nicaragua.
Violación de las leyes
Esta participación directa viola una ley de EE UU, conocida como Acta de Neutralidad, que penaliza a los ciudadanos que contraten dentro de ese país a otros para luchar al servicio de Estados extranjeros, colonias, principados, jurisdicciones o personas, para ser soldados o marines. A su vez, es ilegal que un ciudadano norteamericano esté luchando contra el Gobierno de un país al que no se le ha declarado formalmente la guerra desde la Casa Blanca, como ocurre con Nicaragua.
El auge de los mercenarios, y su paso a la vida social como un sector legalmente aceptado -además de Soldier of Fortune existen otras publicaciones similares, como Gung-Ho y New Breed-, conecta con el patrioterismo y derechismo de los últimos años en amplios sectores de la sociedad norteamericana, las tendencias intervencionistas para los años ochenta en el Tercer Mundo, la doctrina del Ejército y el Gobierno de librar guerras de desgaste o de baja intensidad en lugares como Nicaragua y El Salvador, y con el éxito de taquilla de la película Rambo, el mercenario solitario que desembarca en Vietnam para recuperar a balazos a prisioneros norteamericanos de hace una década. En definitiva, con el presidente Reagan, cuando anunció, después del secuestro del avión de la TWA en Líbano, que había visto Rambo y ahora sabía "cómo actuar para la próxima vez".
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