Fraga afirma que Guerra hace "el ridículo" en Galicia

Manuel Fraga declaró ayer en La Coruña que no le preocupan las declaraciones de Alfonso Guerra contra su persona y la gestión de la Xunta, porque, dijo, "tienen un efecto escaso en un pueblo que posee una educación exquisita y un extraordinario sentido común". De ahí que Fraga considere que Alfonso Guerra, lejos de hacer campaña a favor del PSOE en Galicia, "de momento, lo que está haciendo es el ridículo". "Este señor, que con razón se llama Guerra, cree que insultando a los demás va a resolver los problemas", afirmó.

El vicepresidente del Gobierno, tras reunirse con el ministro del Interior, José Barrionuevo, emprendió viaje, ayer por la tarde, hacia Sevilla. Guerra reiteró que "el único que hace declaraciones insultantes es Fraga Iribarne y alguien tenía que ponerle las peras al cuarto".El presidente de AP hizo escasas referencias a las afirmaciones recientes del vicepresidente del Gobierno, en la maratoniana visita que realizó ayer a la provincia de La Coruña y que se prolongará hasta mañana domingo, con un total de 22 pueblos visitados tras un recorrido de más de 1.000 kilómetros.

En la jornada de ayer, Fraga recorrió, ateniéndose al agotador horario que le es habitual, los pueblos de Valdoviño, San Saturnino, Moeche -en cuya feria tuvo oportunidad de actuar como mediador en una transacción de ganado-, Cerdido, Somoza, Ospontes y un largo etcétera de ayuntamientos con escasa presencia aliancista. Quizás por ello los entusiastas que se acercaban al presidente de AP al bajar del coche, un Audi 100, en el que realizó su recorrido no superaban, salvo en algunos puntos, las 100 personas.

El líder de la oposición conservadora, que no estuvo acompañado ayer por el presidente de la Xunta, Gerardo Fernández Albor, sino por varios diputados nacionales de su partido, entre ellos José Manuel Romay, presidente provincial de AP de La Coruña, Victoria Fernández España y Antonio Carro, insistió en todas sus intervenciones en la necesidad de luchar contra la abstención con vistas al próximo día 24 de noviembre, fecha de las elecciones autonómicas gallegas.

La reconversión naval

Las críticas de Fraga contra el Gobierno socialista fueron especialmente duras en Narón y Valdoviño, donde, pese a lo intempestivo de la hora matinal, acusó al PSOE de "haber provocado deliberadamente" el hundimiento económico de la comarca con las medidas de reconversión naval. Esta crítica la hizo extensible a lo que denominó "los sindicatos resentidos". "El que no salga convencido de que tiene que participar en esta campaña", dijo el presidente de AP, "para salvarse él, su familia, e incluso su vergüenza, él sabrá lo que hace".En Valdoviño, y ante una de las más nutridas concurrencias de la jornada, criticó nuevamente "la política de nuevos ricos y el mensaje lamentable del Gobierno socialista", del que dijo: "Como se han colocado 50.000 en palacios y en yates, ya se dan por satisfechos". Por todo ello, y frente a lo que calificó de "orgía socialista", el líder de AP solicitó indirectamente el voto de los gallegos para su partido, tanto en las próximas elecciones autonómicas, "que vamos a ganar por una gran mayoría", como en las generales, "que también vamos a ganar", dijo.

La caravana de coches que acompañaba al líder de AP se fue incrementando a lo largo de la jornada de ayer, y los nueve vehículos previstos se convirtieron en 20 al final del día.

Manuel Fraga tiene previsto continuar hoy en la provincia de La Coruña su periplo veraniego, con el que, según dijo ayer, pretende aproximarse lo más posible a los 32.000 núcleos de población que hay en Galicia.

Denuncia de Tamames

Por su parte, Ramón Tamames, líder de la Federación Progresista, denunció ayer en Vigo "la sensación observada en toda Galicia de la existencia de un pacto implícito entre el PSOE y Alianza Popular, según el cual los socialistas no desarrollarían todo el esfuerzo necesario para ganar las elecciones en Galicia"."El PSOE", afirmó Tamames, "no quiere ganar las elecciones en Galicia para hacer posible el mantenimiento de Fraga como la figura predominante de una oposición que mejor le conviene córno enemigo electoral a los efectos de las elecciones legislativas de 1986, y como mejor socio de un bipartidismo imperfecto que recorta las libertades y empobrece el país políticamente".