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Cubillo propugna la lucha pacífica en su primer acto político en Canarias

"Aquí no llega un líder", afirmó, queriendo desmitificarse, el dirigente nacionalista canario, Antonio Cubillo en el puerto de Santa Cruz de Tenerife, donde fue recibido en la noche del pasado miércoles por unas 2.000 personas. Tres días después de regresar a Gando (Gran Canaria), tras 23 años de exilio en Argel, Cubillo viajó en barco a la isla de Tenerife, de la que es natural, para celebrar su primer acto político en público. "Estamos abiertos a todo tipo de ideologías que luchen pacíficamente en Canarias", afirmó Cubillo en una conferencia de prensa.Saludó en guanche -"ahjul fala wen inidauen" ("salud a todos los compañeros")- a quienes le esperaban en la bahía de la capital, desde una marquesina construida a principios de siglo para recibir a Alfonso XIII. "El verdadero lema debe ser el pueblo", explicó, y al final reprochó a una de las personas por querer besarle la mano. El acto se desarrolló bajo la tolerancia gubernativa. Anunció su próximo contacto con la Asamblea Majorera (AM), de la isla de Fuerteventura, que participa junto con el PSOE en el pacto de progreso del Gobierno autónomo. Según dijo, esta organización le hizo tal ofrecimiento para responder a su invitación de unidad ante las elecciones autonómicas de 1987.

Izquierda Nacionalista Canaria (INC), que dirige el diputado regional Oswaldo Brito, ha adelantado que no será posible llegar a un acuerdo electoral con Cubillo. Los presupuestos interclasistas de este último no son compartidos por INC y Asamblea Canaria, grupos autogestionarios y de izquierda que se fusionarán próximamente. "Sería una falta de lesa patria, ante una citación que exige la unidad de todos los canarios", respondió Cubillo.

Éste es consciente de que "como políticos debemos cambiar nuestra táctica". Opinó que "la corriente existente entre España y Canarias no debe estropearse; hay que tener cuidado para no provocar roces en nuestro camino hacia la soberanía con quienes asumen la cultura española". Negó que pretenda desplazar el castellano con el idioma de los guanches, porque "la de Cervantes es una lengua bonita y vehicular que une a muchos pueblos, y debemos conservarla, como los argelinos hacen con el francés".

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