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Los nuevos instrumentos de lucha contra el fraude reducirán la morosidad fiscal de las empresas de cinco años a uno

Andreu Missé

ANDREU MISSÉ La introducción de nuevos instrumentos para la lucha contra el fraude fiscal producirá una profunda transformación en determinados sectores empresariales para los que se acabará definitivamente la posibilidad de aplazar sus deudas al fisco durante cuatro o cinco años, como venía siendo habitual actualmente, según técnicos de Economía que han elaborado los planes de actuación de los próximos peinados fiscales.

Según estas fuentes, las reformas legislativas (delito fiscal, sanciones y nuevo procedimiento de ejecución) y la incorporación de nuevos servicios (agentes tributarios y cuerpo de gestión) a la labor de la inspección reducirán a un año como máximo la morosidad de las empresas con Hacienda. Los técnicos de Economía consideran terminado el período en que era más rentable para las empresas no cumplir sus obligaciones tributarias antes que pagar puntualmente al fisco. Las bajas sanciones usuales, entre 20% y 50% de la deuda tributaria e intereses de morosidad del 8%, serán sustituidas por sanciones del 150% de la deuda y los intereses serán del 13,75%.

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Por otra parte, la posibilidad de exigir responsabilidades a los administradores de las sociedades acabará con la práctica generalizada de burlar los pagos a Hacienda mediante la disolución de la empresa. Esta práctica significaba que a pesar de los múltiples expedientes abiertos y las numerosas actuaciones administrativas, los efectos de la persecución del fraude fiscal resultaban casi siempre inútiles pues cuando llegaba el momento final del apremio lo único que quedaba era una empresa disuelta cuyo patrimonio se había evaporado.

La nueva estrategia de Hacienda, cuyos efectos se dejarán sentir notoriamente a partir de 1986, supondrá un duro golpe para la economía sumergida. Además, tendrá una gran trascendencia en la constitución de empresas de nuevo tipo (sociedades anónimas laborales y cooperativas) que se realizará en un marco ecónomico más favorable.

Nuevas empresas

Hasta ahora la mayoría de sociedades anónimas laborales y cooperativas se constituía sobre restos de empresas, prácticamente liquidadas tras un largo período de descapitalización y endeudamiento, sobre todo, con Hacienda y la Seguridad Social.

En el futuro, cuando los gestores de una empresa se muestren incapaces de hacer frente a sus obligaciones fiscales, sólo tendrán la posibilidad de pedir aplazamientos en casos estrictamente previstos y controlados. Así, en los supuestos en que los trabajadores decidan hacerse cargo de la empresa, contarán con mayores probabilidades de lograr su viabilidad al encontrarse con sociedades mucho menos deterioradas.

La elaboración de los nuevos censos iniciada en 1985 con el nuevo procedimiento de gestión y la implantación del sistema de etiquetas está proporcionando una información mucho más completa de las previsiones más optimistas.

En este sentido, hay que destacar que la combinación del nuevo servicio de 500 agentes tributarios y las ampliaciones del cuerpo de gestión sumarán unos efectivos capaces de elaborar un promedio de 120.000 informes mensuales. Según los últimos proyectos, toda esta documentación se incorporará a los sistemas informáticos, lo que simplificará de forma decisiva la labor de control de los servicios de inspección, que han sido refozados con más equipos informáticos.

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