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Algunos pasajeros del 'jumbo' japonés que se estrelló el lunes escribieron mensajes a sus familias antes de morir

Algunos pasajeros del Boeing 747 de la compañía aérea japonesa Japan Air Lines (JAL) que se estrelló el pasado lunes causando la muerte de 520 personas garabatearon notas de despedida para sus familias mientras el avión caía dando bandazos, según recogía ayer la Prensa japonesa. "A mis tres hijos: cuidad de vuestra madre. El avión está cayendo en picado. No hay esperanza" escribió Hiroji Kawaguchi, de 52 años, directivo de una compañía naviera.

"Un humo blanco entra por atrás. Puede que ya sólo tengamos otros cinco minutos. No quiero volver a subir a un avión nunca jamás" escribió también con dificultad Kawaguchi en la agenda de su compañía. A continuación se despedía de su esposa, dos hijas e hijo y concluía: "Tuve una vida feliz. Gracias a todos. Tsuyoshi [su hijo], cuida de todos. Dios nos ampare. Adiós".Otra nota decía simplemente: "Machiko, cuida de los niños". Su autor, Masakatsu Taniguchi, de 40 años, que regresaba a Osaka tras un viaje de negocios a Tokio, puso el mensaje dirigido a su esposa en un bolsillo junto a su carné de conducir.

Una de las cuatro supervivientes del accidente, Keiko Kawakami, de 12 años, declaró ayer a los investigadores en el hospital que su padre y su hermana habían sobrevivido algún tiempo después del accidente. Keiko, que viajaba con sus padres y hermana, precisó que tras el choque gritó: "¡Ayúdame, papá!". Eiji Kawakami, de 41 años, le contestó: "No puedo moverme, no puedo ayudarte".

Más tarde Keiko le preguntó a su hermana Sakiko, de siete años: "¿Qué hace papá?", y Sakiko le respondió: "Papá y mamá están fríos". Posteriormente, a lo largo de la noche, Sakiko vomitó y murió, según relató Keiko.

Otra superviviente, la azafata Yumi Ochiai, de 26 años, que viajaba libre de servicio en el vuelo 123 de la JAL, declaró que los pasajeros gritaban aterrorizados y que los niños llamaban entre sollozos a sus padres cuando el avión empezó a inclinarse y sacudirse violentamente y a perder altura.

Ochiai ya había señalado anteriormente que, tras el accidente, había oído a "niños que hablaban alto" y que las voces "se habían ido apagando progresivamente".

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Fisuras en los 747

Por otra parte, la agencia de prensa japonesa Jiji informó ayer que en enero y febrero de 1984 fueron descubiertas fisuras en tres Boeing 747-SR, el mismo modelo que el jumbo siniestrado la semana pasado.

La agencia precisaba que las fisuras, se debían, según el constructor de Boeing, a un exceso de presión en el interior de la cabina presurizada. La JAL, por su parte, negó esta explicación y aseguró que las placas de aluminio que presentaban fisuras en el exterior del aparato fueron sustituida! y reforzados sus remaches, informa Jiji.

Según los primeros datos de la investigación, el avión chocó contra el monte Okura, en el centro de Japón, después de que el aire presurizado de la cabina se filtrara hacia el empenaje (planos de estabilización) no presurizado, a través de supuestas fisuras en el tabique separador, que provocaron su estallido.

Hasta el momento se han recuperado 468 cadáveres, de los que sólo 311 han sido identificados. La búsqueda de los restantes 52 cuerpos en la escabrosa falda del Okura continúa siendo muy difícil, dado que los cuerpos está muy mutilados, según declaró el vicepresidente de la JAL, Naoshi Machida.

Machida, que visitaba un centro de socorro al pie del monte Okura, anunció a los periodistas que la JAL ofrecerá una prima de 1,5 millones de yens (en torno al millón de pesetas) por cada víctima, pero señaló que de momento la compañía aérea no había entablado ninguna negociación sobre la indemnización a las familias.

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