Virtual situación de 'estado de guerra' en Sicilia a causa de los asesinatos mafiosos

"Antonino Cassarrá estaba en la trinchera sobre la que se fundaba la esperanza del desarrollo de Palermo", dijo el nuevo alcalde, Luca Orlando, tras el asesinato el martes del subjefe de la Brigada Móvil de la ciudad siciliana, que confirma la virtual situación de estado de guerra. Y añadió: "Aquí hace falta un esfuerzo extraordinario y excepcional, por eso tienen que venir ahora el presidente Cossiga y el ministro del Interior, Scalfaro". El primero ya ha anunciado que viajará a la isla. El segundo ya está en ella. Por su parte, el alcalde de Palermo voló ayer a Roma para entrevistarse con el presidente del Gobierno, el socialista Bettino Craxi, y tratar con él sobre la situación de emergencia en la ciudad, donde, en una semana, han sido asesinados dos altos funcionarios policiales y ha muerto en comisaría un detenido, mientras era interrogado.Craxi se reunió ayer urgentemente en Roma con los máximos responsables de la seguridad y afirmó: "Serán usados todos los medios que permite la Constitución democrática y no habrá tregua contra los asesinos criminales de la Mafia". De hecho, ayer llegaron ya a Palermo 800 carabineros y guardias de Finanza. Otras medidas adoptadas son secretas.

Horas antes de la reunión de Roma, el presidente de la región siciliana, el democristiano Nino Nicolasi, afirmaba con rabia: "Hemos llegado a un enfrentamiento abierto, a la guerra civil". Y añadió que si Palermo fuera dejada a sus solas fuerzas "podría ocurrir de todo, especialmente en vísperas del superproceso contra la Mafia. Sicilia se convertiría en una tierra terrible y se descargarían aquí todas las tensiones más explosivas".

La explicación del asesinato de Cassarrá la había dado ya la propia víctima cuando, días antes de morir, denunciando el abandono en que, según él, habían dejado de nuevo a Sicilia los responsables de Roma frente a la ofensiva mafiosa, exclamó con amargo sentido profético: "A cuantos nos hemos tomado las cosas en serio, acabarán matándonos antes o después".

También el Papa condenó ayer con dureza el asesinato del comisario Cassarrá.