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La subida de sueldos y el mantenimiento de la cláusula de revisión salarial, principales problemas para este otoño

Las perspectivas de negociación colectiva para los convenios del próximo año empiezan a tropezar con una serie de obstáculos -los salarios pactados en el Acuerdo Económico y Social (AES), la introducción del impuesto sobre el valor añadido, las cláusulas de revisión y la denuncia de los convenios con complementos de pensiones-, que pueden provocar una fuerte conflictividad. El Gobierno dará la pauta sobre revisiones salariales en los Presupuestos del Estado para 1986 al establecer el incremento de sueldos y salarios para los funcionarios.

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El ministro de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga, al establecer las nuevas previsiones de crecimiento económico y subida de precios para el conjunto de 1985 -1,9% de crecimiento y 7 9% de inflación- reconoció de hecho que en el primer trimestre del año próximo funcionará la claúsula de revisión salarial pactada en el AES, al superar la inflación el 7% previsto inicialmente y que sirvió para fijar la banda salarial entre el 5,5% y el 7,5%. La revisión, al contrario que en años anteriores, se realiza al final del ejercicio y afecta a la diferencia entre la inflación real y la prevista.El texto del AES establece que el incremento salarial para 1986 se calculará con la revisión incluida de 1985, y estará comprendido en una banda que oscile entre el 90% y el 107% de la inflación prevista para ese año. Carlos Solchaga señalaba recientemente que la inflación para el año próximo no tendría porque ser superior a la de 1985, es decir en torno al 8%. La banda salarial estaría comprendida, según este supuesto, entre el 7,2% y el 8,56%. Con una claúsula de revisión en las mismas condiciones que la existente para 1985.

Si bien parece que todas las partes implicadas aceptan la revisión de 1985, el mantenimiento del modelo para 1986, está siendo cuestionado por todas ellas. Desde la Administración y la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) se empieza a hablar de la necesidad de excluir del índice de precios al consumo la repercusión que sobre los precios tendrá el impuesto sobre el valor añadido (IVA), que se implantará en enero, en línea con el intento de hace varios años de no tener en cuenta, a efectos de salarios, la subida de precios de los productos energéticos. El cálculo más optimista sobre la repercusión del IVA en el nivel de inflación se cifra en dos puntos, que sería el recorte a introducir según algunas fuentes.

Eliminar la revisión

No obstante, en opinión de Ia mayoría de las partes consultadas, repercutir totalmente el impacto del IVA sobre los salarios parece poco menos que imposible y se tratará de conseguir, como en el caso de los carburantes, que los salarios en 1986 tiendan a colocarse lo más lejos posible de la parte alta de la banda, ganando algo de esta forma.El tema que puede provocar mayores problemas es la claúsula de revisión para el caso de que la inflación real supere a la prevista. En este punto sectores de UGT, que defendieron la revisión salarial a final de año, consideran que en las circunstancias actuales mantener este sistema va contra las posibilidades de negociación de futuros pactos. Para estos sectores, en 1986 habría que volver a la revisión semestral, porque de esta forma transcurre un cierto período de tiempo entre su puesta en marcha efectiva y el inicio de las negociaciones para nuevos acuerdos sociales.

En medios de la Administración se señala que la claúsula de revisión debería desaparecer, al menos en 1986. Las razones que se esgrimen es que si se mantiene 1987 podría comenzar con unas tensiones inflacionistas muy fuertes, consecuencia de una tener que hacer una revisión elevada. Ello se debería a que el impacto del IVA sobre los precios superaría con creces los dos puntos previstos oficialmente. La CEOE, aunque no ha hecho pública su postura, se inclinaría por la desaparición de la claúsula y, como mal menor, de su mantenimiento en las condiciones actuales. Todo ello dentro de un clima en el que todos los firmantes del AES vienen a reconocer que es muy difícil confiar en que la inflación real en 1986 sea la prevista.

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