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Los españoles ocultan a Hacienda ocho de los 15 billones de pesetas que ganan al año

Los ingresos ocultos ante Hacienda superan ya los ocho billones de pesetas al año, según los datos básicos del tercer informe sobre el fraude fiscal en España. De cada 100 pesetas que obtienen de renta, la estadística dice que los españoles no declaran 51,1. El cumplimiento medio de sus obligaciones fiscales ha mejorado algo durante el primer bienio socialista, pero exclusivamente gracias al mayor control de los salarios. Es más, las otras rentas -sobre todo las de capital y autónomos- han elevado su fraude: hace tres años escamoteaban al risco 3,15 billones de pesetas, y ahora la suma asciende a 4,19 billones.

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La evaluación periódica del fraude fiscal en España está encomendada desde el año 1981, por iniciativa del entonces ministro de Hacienda, Jaime García Añoveros, a una comisión coordinada por el Instituto de Estudios Fiscales. El grupo de trabajo sobre el impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) ha rendido dos informes y acaba de elaborar los datos básicos del tercero, con participación de expertos de Hacienda, de la citada entidad y del Instituto Nacional de Estadística, además de economistas independientes.Un elemento de interés de este tercer informe, cuyos autores tienen previsto redactarlo en septiembre, cuando el Ministerio de Economía y Hacienda debe decidir sobre su publicación, estriba en que comprende los dos primeros años de Gobierno socialista. El estudio se refiere a las rentas declaradas en España durante 1983 y 1984, que corresponden a las ingresadas en los años 1982 y 1983, respectivamente.

Ocho billones ocultos

Después de corregir las evaluaciones de años anteriores para sacar de las mismas al País Vasco y Navarra, porque las dos comunidades autónomas se han hecho cargo de la gestión del impuesto, el nuevo trabajo concluye que los contribuyentes que dependen de la Hacienda central declararon durante el pasado ejercicio 7,56 billones de pesetas de ingresos durante 1983. Frente a esta cifra, la comisión estima las rentas obligadas a declarar en casi 15,46 billones de pesetas, una vez descontados los ingresos obtenidos por los 2,9 millones de unidades familiares exentas de declarar desde mayo de 1984 porque no llegaron a las 500.000 pesetas de mínimo. Y considera que 3,5 millones de unidades familiares no declaran.

En el último año estudiado, los contribuyentes declararon el 48,9% de las rentas tributarias. Es decir: quedó oculto el 51,1% de los ingresos obligados a pagar el impuesto. O de otra manera: se escaparon al fisco más de ocho billones de pesetas, exactamente 8.087.500 millones.

Pese a este nivel de ocultación, el Estado ingresó por el impuesto declarado en 1984 algo más de 1,1 billones de pesetas. Así pues, si todos los contribuyentes hubieran cumplido al 100% y nadie obligado a declarar hubiera dejado de hacerlo, la recaudación se habría duplicado.

Aunque ésta es una hipótesis no expresada por los autores del informe, su formulación apunta a que, sólo en el impuesto sobre la renta, el fraude supera ya ampliamente el billón de pesetas.

Ésta es la cifra que daban los portavoces del PSOE cuando estaban en la oposición para el conjunto de los impuestos estatales. Pero en la actualidad el IRPF apenas depara al fisco una tercera parte de su recaudación total, lo que no quiere decir que el fraude total ascienda a tres billones de pesetas, porque en los otros grandes impuestos sobre el consumo parece que apenas alcanza a la tercera parte de las ventas.

Obligaciones fiscales

En los dos primeros años de Gobierno socialista ha mejorado algo el cumplimiento global de las obligaciones fiscales, a juzgar por los datos que aparecen en el cuadro adjunto. El avance ha sido inferior, sin embargo, al de ejercicios anteriores. Al margen del número de unidades familiares que declaran (indicador distorsionado por la subida del mínimo exento), los datos más contundentes se derivan de comparar las rentas declaradas y las que deberían haberlo sido.

Entre 1980 y 1982, campañas correspondientes a los ingresos obtenidos en 1979 y 1981, el grado de cumplimiento pasó del 42,2% de las rentas obtenidas al 47,27%. En cambio, al año siguiente la subida fue tenue (hasta el 47,68%), para luego elevarse algo más en el último estudiado: 48,92% de cumplimiento en las declaraciones del pasado año sobre los ingresos de 1983.

El análisis de las causas de esta mejora revela como procedencia exclusiva a las rentas del trabajo, fenómeno contrario a los reiterados propósitos de la Administración en el sentido de que las rentas del trabajo no sigan soportanto el 84% del impuesto.

En efecto, los ingresos declarados en los dos últimos años por trabajo han elevado su grado de cumplimiento del 59% al 62,5%. Mientras tanto, todas las demás rentas -capital, autónomos y profesionales- subieron un poco el primer año de gestión socialista (del 25% al 26,37%), pero al siguiente bajaron todavía más (hasta el 24,8%).

En otras palabras: de cada 100 pesetas recibidas, los asalariados declaran 62,5 pesetas, 3,50 pesetas más que en 1982. Por el contrario, las demás rentas sólo declaran 24,86 pesetas de cada 100, cifra inferior en 14 céntimos a la aflorada en 1982 por el ejercicio 1981. En los años estudiados de UCD, los asalariados pasaron a pagar casi siete pesetas más por cada 100, y los otros rentistas -los que ahora retroceden un poco en su cumplimiento- avanzaron 2,4 pesetas.

En términos globales, del estudio se deduce que la ocultación de rentas del trabajo ascendió el pasado año a 3.697.700 millones de pesetas. Esta cifra es inferior a los 4.136.300 millones que se escaparon de Hacienda el año anterior y a los 3.272.400 del precedente. Por el contrario, las demás rentas -capital mobiliario, capital inmobiliario, autónomos y profesionales- evadieron el último ejercicio 4.198.900 millones de pesetas. Y su ocultación aumenta cada año a un ritmo de medio billón de pesetas en términos absolutos.

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