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Un representante de Nicaragua leyó el documento final del Festival Mundial de la Juventud celebrado en Moscú

Pilar Bonet

El XII Festival Mundial de la Juventud, en el que han participado más de 20.000 delegados procedentes de 157 países, concluyó el sábado pasado con un documento final amplio y limado de asperezas, leído por un representante de Nicaragua, en el acto de clausura en el estadio Lenin de Moscú. Varios miembros del Politburó soviético -entre ellos el ministro de Asuntos Exteriores, Eduardo Shevardnadze- presidieron la clausura, de la que se hallaba ausente el máximo dirigente de la URSS, Mijail Gorbachov.

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Una delegación española sin prosoviéticos

El documento final, producto de largas horas de discusión, satisfizo el amplio espectro político representado en el festival, que abarcaba desde organizaciones comunistas (eurocomunistas y prosoviéticas) a la Unión de Jóvenes Radicales y Liberales (ILFRI) y la Unión Internacional de Jóvenes Socialistas (IUSY).El texto no contiene ninguna referencia explícita a Estados Unidos, y la "solidaridad antiimperialista", divisa bajo la cual se realizaba el festival, quedó diluida en una fórmula que hace referencia a "la creciente solidaridad antiimperialista con los pueblos, la juventud y los estudiantes de América Central y América Latina, el Caribe, Asia, África, especialmente África del Sur, el mar Mediterráneo y Oriente Próximo".

A petición de Cuba, el texto recogió una referencia al "problema de la deuda externa de los países poco desarrollados, que no están en condiciones de pagarla". Precisamente Cuba fue hasta ayer país anfitrión de un encuentro internacional sobre la deuda latinoamericana.

El documento valora positivamente la contribución de los países no alineados y apoya a la Organización de las Naciones Unidas en el 40º aniversario de su fundación.

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Asimismo, evitó toda alusión al sionismo, un término en el que insistían los delegados de países árabes. Tras considerar dos fórmulas distintas para incluir la palabra sionismo, se optó finalmente por emplear el término expansionismo. Con ello el festival se limita a expresar la "solidaridad antiimperialista" con todos aquellos que luchan por la libertad, la independencia, la soberanía de los pueblos, el derecho a la autodeterminación y a definir su propio destino, contra los vestigios del colonialismo, el expansionismo, el apartheid, el racismo y contra los regímenes fascistas y dictatoriales.En los foros y en el tribunal antiimperialista y otros centros paralelos hubo confrontación de opiniones en temas como el cumplimiento del Acta Final de Helsinki, los derechos humanos, la situación en Afganistán, los problemas ecológicos, la libertad sexual y los derechos de los homosexuales. Estos últimos, representados en diversas delegaciones (Noruega, Gran Bretaña, Canadá, Italia, Holanda, Suiza y Estados Unidos), realizaron un "encuentro informal", al que asistió un gay soviético, quien dio testimonio de las dificultades que encuentran sus compatriotas homosexuales.

Las protestas por la traducción, que esquivaban los temas polémicos para la URSS, fueron frecuentes. Durante la semana del festival, tanto la radio como la televisión soviéticas dieron abundantes programas de música ligera con grupos soviéticos y occidentales, en los que fueron utilizados para las transmisiones modernos materiales de importación, en parte congelado durante meses en las aduanas.

Filtro policial

Los contactos entre delegaciones extranjeras y jóvenes soviéticos fueron sometidos a un severo filtro policial, que controlaba la entrada en los distintos hoteles.Pese a todo, los contactos se desarrollaron. En los hoteles hubo quien vendió pantalones tejanos y ropa occidental. En la calle hubo discusiones hasta bien entrada la noche, y en los clubs nacionales; montados para la ocasión, se bailó hasta la madrugada, escuchando a los conjuntos invitados y bebiendo en la mayoría de los casos refrescos no alcohólicos, ya que la ley seca imperaba en la mayoría de los recintos.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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