La UE recibe con frialdad la propuesta de Borrell de sancionar a ministros israelíes
El jefe de la diplomacia europea lanza el proceso para incluir en la lista de sanciones a los miembros del Gabinete de Netanyahu que “lanzan mensajes de odio inaceptables” contra los palestinos
La mayoría de los Veintisiete ha recibido este jueves con frialdad la propuesta del alto representante para Política Exterior de la UE, Josep Borrell, de imponer sanciones a algunos ministros israelíes, una decisión que requiere la unanimidad de los Estados miembros. Aun así, el jefe de la diplomacia europea ha revelado que ha lanzado el proceso técnico, convencido de que es “lo que hay que hacer”. Sí que hay un apoyo claro, como han expresado los Estados en una declaración conjunta, al reclamo de “pausas humanitarias inmediatas” para permitir la vacunación de menores palestinos contra la polio, algo a lo que han accedido tanto Israel como Hamás, que han anunciado una pausa humanitaria de tres días en Gaza a partir del domingo.
La UE sigue consternada por la situación en Oriente Próximo y el estado crítico de la población civil palestina en Gaza, pero no lo suficiente como para dar el paso de imponer sanciones al Gobierno israelí o, al menos, a sus ministros más extremistas. Una propuesta que Borrell lleva defendiendo ya un tiempo y que este jueves ha planteado a los ministros de Exteriores, en la reunión informal celebrada en Bruselas, en la que Ucrania, especialmente su petición de poder usar las armas donadas para atacar “objetivos militares legítimos” en territorio ruso, y la crisis en Venezuela, han centrado también la atención.
Aunque ha reconocido que “no hay unanimidad” para aprobar las sanciones, Borrell ha explicado que ha aprovechado su “capacidad como alto representante” y los poderes que esto le otorgan para presentar al cuerpo técnico del Consejo su propuesta para incluir a dos ministros ultras del Gabinete de Netanyahu que “lanzan mensajes de odio inaceptables” en la lista europea de sanciones.
“Ciertamente, no he cortado las dos orejas y el rabo, pero hay un proceso que se ha puesto en marcha (…) tengo una capacidad y una responsabilidad y la he usado para hacer lo que creo que hay que hacer”, ha explicado en rueda de prensa.
“Los ministros decidirán, depende de ellos, pero el proceso será lanzado, cada caso será estudiado cuidadosamente y los ministros deberán tomar una decisión política considerando todas las circunstancias”, ha insistido.
Aunque no ha citado nombres, en los pasados días sí aludió ya a los miembros del gabinete de Benjamín Netanyahu que tiene en su mira: se trata del ultra Itamar Ben Gvir, ministro de Seguridad Nacional, y del titular de Finanzas, Bezalel Smotrich, también de extrema derecha y que ha declarado que “el pueblo palestino no existe”. Ben Gvir ha defendido estos días la ruptura del statu quo con el levantamiento de una sinagoga en la Explanada de las Mezquitas. En una entrevista dijo que sería “moral y justificado” dejar morir de hambre a dos millones de personas en Gaza para lograr la liberación de los rehenes israelíes aún en manos de Hamás.
Al ser un encuentro informal, en la cita en Bruselas no se tomaban decisiones, pero la cautela o incluso abierta frialdad que han mostrado varios de los ministros ha dejado claro que es un camino que, si llega a seguirse, será aún muy largo, más aún que los meses que costó acordar sanciones a colonos extremistas en Cisjordania.
“La verdadera prioridad es lograr un alto el fuego. El reconocimiento teórico de Palestina o sanciones a los ministros no es lo que va a resolver el problema”, ha zanjado el ministro de Exteriores de Italia, Antonio Tajani. También Hungría ha rechazado de plano una idea que considera puede provocar una “escalada” de la violencia en la región. La jefa de la diplomacia alemana, Annalena Baerbock, no ha querido cerrar de plano la puerta, pero ha recordado que esta medida requiere una unanimidad que queda claro no está ahí a día de hoy.
El único ministro que ha dicho apoyar sin fisuras la propuesta de Borrell ha sido el irlandés, Micheal Martin que, como el español, José Manuel Albares, ha instado una vez más a hacer uso del mecanismo de Acuerdo de Asociación con Israel —como llevan reclamando los dos países desde febrero, ante oídos sordos de la Comisión— para presionar al Estado judío. “Tenemos que utilizar toda la gama de medidas que estén a nuestra disposición para conseguir que vuelva la paz a Oriente Medio”, ha insistido el español.
Falta de consenso
Frente a la falta de consenso para endurecer el tono contra Israel, los Veintisiete no han dudado en unir sus voces para reclamar “pausas humanitarias inmediatas” para poder empezar la vacunación contra la polio en Gaza, donde recientemente se detectó el primer caso de la enfermedad en 25 años en un bebé desplazado y no vacunado. A la cita bruselense había sido invitada la coordinadora de ayuda humanitaria a Gaza de la ONU, Sigrid Kaag, quien ante un grupo de periodistas había manifestado su esperanza de que las agencias sobre el terreno pudieran comenzar la vacunación este mismo fin de semana, tras haberse logrado un acuerdo “al más alto nivel” con las autoridades israelíes para garantizar la seguridad de los equipos de vacunación. El acuerdo anunciado poco después entre Hamás e Israel posibilitará este paso. Según ha informado Rik Peeperkorn, el funcionario principal de la Organización Mundial de la Salud para los territorios palestinos, la campaña de inmunización, que prevé beneficiar a 640.000 menores de diez años palestinos, está programada para comenzar el domingo en el centro de Gaza.
Sigue toda la información internacional en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.