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Los empresarios dan por roto el AES mientras Felipe González no se comprometa a cumplir lo firmado

La Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) considera roto el Acuerdo Económico y Social (AES) en tanto el presidente del Gobierno, Felipe González, como primer firmante del acuerdo, no exprese "su voluntad de asumir los compromisos suscritos, que hasta ahora han sido claramente incumplidos". Joaquín Almunia, ministro de Trabajo, acusó ayer a la organización empresarial de que con su actitud "viola flagrantemente las reglas del juego del acuerdo e intenta desplazar la negociación hacia el presidente del Gobierno".

La reunión de la comisión de seguimiento del AES duró ayer un escaso cuarto de hora. La representación patronal, encabezada por Juan Jiménez Aguilar, secretario general de la CEOE, y Ángel Panero, presidente de la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (CEPYME), nada más iniciarse la sesión, presentó un escrito dirigido al presidente del Gobierno pidiendo explicaciones por los "reiterados incumplimientos del AES". A continuación solicitaron que se levantara la sesión. Jiménez Aguilar aclararía posteriormente que mientras el presidente del Gobierno no contestara, el acuerdo quedaba en "vía muerta". "Felipe González", dijo, "fue quien se comprometió; que Felipe González responda".La actitud de la patronal causó un cierto estupor tanto entre los representantes del Gobierno como en los de UGT. Unos y otros afirmaron que "no podían compartir las razones de la CEOE para dar por rotas las conversaciones". Porque aunque nadie se atreviera a pronunciar la palabra ruptura -"compás de espera, suspensión temporal" fueron los sinónimos utilizados-, lo cierto es que las condiciones impuestas por la CEOE para volver al diálogo son de difícil cumplimiento en su integridad.

Si el presidente del Gobierno acepta dar explicaciones públicas a la CEOE sobre los posibles incumplimientos del AES, dejaría en muy mal lugar a la comisión de seguimiento, y particularmente al titular de Trabajo, presidente de la misma. Y la CEOE parece jugar duro. Para volver a "entrar" en la dinámica de la negociación exige que Felipe González "dé respuesta y solución a estos incumplimientos y aclare si por parte del Gobierno se considera definitivamente el AES en vía muerta".

El decálogo empresarial

El documento dirigido al presidente del Gobierno contiene un decálogo de lo que los empresarios consideran vulneración de los acuerdos. El rosario de incumplimientos es, según la CEOE, el siguiente:

- Se ha bloqueado la Comisión tripartita de reforma de la Seguridad Social y se ha optado por un método de negociación que, con ironía, Juan Jiménez Aguilar calificaba de "negociación del espejo. Se sientan y se miran a sí mismos: UGT-PSOE-UGT-Gobiemo-Gobiemo-PSOE".

- No se ha cumplido el comproiriíso de adaptar nuestra legislación en materia de despido a la existente en la CEE. La carta remitida por Almunia a UGT es para la patronal una bofetada de desprecio a la CEOE.

- No se ha enviado a las Cortes en el plazo previsto (9 de abril) la ley del Patrimonio Sindical.- Se ha obstaculizado la participación institucional.

- No se ha constituido en plazo (9 de abril) el consejo de formación profesional.

- No se ha pedido la colaboración de los firmantes del AES para la elaboración del Libro Blanco de prevención de riesgos profesionales.

- Se ha bloqueado durante cinco meses la confusión de seguimiento sobre obras y servicios.

- Se han modificado los compromisos del AES sobre el Fondo de Solidaridad, y el Gobierno unilateralmente ha decidido mantenerlo en 1986, cuando sólo estaba previsto para 1985, lo que supone mantener las cuotas empresariales un año más.

- No se ha respetado el sistema de comisiones tripartitas, que se han sustituido por la negociación directa con UGT.

A todo ello, y como décimo punto, la CEOE añade que los nuevos criterios sobre política económica suponen un cambio sustancial del preámbulo del AES, en el que el Gobierno se comprometía con una determinada política. "El Gobierno, por sí solo", dice el documento, "ha cambiado el IPC previsto para 1985 y 1986, así como el crecimiento del PIB, reducido de forma tan drástica que conducirá a altas cifras de desempleo".

Ninguna de estas razones tienen para el ministro de Trabajo "ni el rigor ni la consistencia que justifíquen la actitud de la CEOE. Es en la conúsión donde tenían que haberse planteado estas diferencias. Si la concertación se pone en peligro, serán ellos los únicos culpables". Tampoco para UGT está justificado el abandono de la patronal, aunque comparta algunas de sus críticas. Antón Saracíbar señaló que "la posición de la CEOE era una irresponsabilidad, y creemos que en su decisión influyen motivos políticos y electorales". Esta misma posibilidad fue insinuada por Almu

nia.

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