Enfentamiento entre Irán y Arabia Saudí por el número de peregrinos a La Meca

150.000 fieles iraníes inscritos para viajar este año a La Meca, situada en Arabia Saudí, han estado a punto de quedarse en casa a causa del empeño del ayatollah Jomeini de asociar política y religión en la peregrinación anual a la ciudad santa del Islam. El Gobierno de Teherán anunció ayer la anulación de todos los vuelos de su compañía aérea que debían transportar a los peregrinos, tras la prohibición saudí del aterrizaje, el domingo por la noche en el aeropuerto de Yeda, de dos aviones iraníes.

Esta medida de presión iraní se enmarca en el brusco deterioro de las relaciones entre la corona wahabí y el régimen islámico shií a raíz de una disputa sobre el número de iraníes autorizados a viajar al santuario -100.000, según Riad, y 150.000, según Teherán y encubre, en realidad, un profundo desacuerdo sobre el significado de la peregrinación.

Las autoridades iraníes han insistido en que "todos o ninguno de los 150.000 fieles registrados irán" al lugar del nacimiento del profeta Mahoma, y en que 18 vuelos diarios de Irán Air deben tomar tierra en Yeda.

Los saudíes, por su parte, pretendían inicialmente controlar mejor a esa masa de visitantes limitando la cuota a 100.000 y un máximo de 13 aterrizajes al día, aunque ayer acabaron transigiendo y la reanudación de los vuelos charter parece ahora inminente.

La reacción iraní a la negativa saudí de respetar la cifra en principio acordada no se hizo esperar. El ministro de Asesoramiento Islámico, hodjatoleslam Jatami, recordó que "los lugares santos son el patrimonio de todos los musulmanes", acusó a Riad de "no soportar que La Meca sea un punto de apoyo para la sublevación de los oprimidos" y advirtió que su país "no permanecería de brazos cruzados ante tal injusticia".