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Perú cambia de rumbo

El vengador de Haya de la Torre

Víctor Raúl Haya de la Torre, fundador de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), pagó con largos años de exilio, con asilo en embajadas de su propio país y con el peor de los suplicios -formar una mayoría parlamentaria y no poder gobernar- su pecado nefando de haber inspirado un partido interamericano.En América Latina se perdonan y hasta se alientan los nacionalismos, cuanto más estrechos mejor, pero no se toleran los movimientos que puedan conducir a alguna integración por debajo del río Grande.

Tras décadas de proscripción jurídica o de hecho, muerto Haya de la Torre, alcanza por primera vez el nombre del partido uno de sus más jóvenes discípulos: Alan García Pérez, nacido en Lima el 23 de mayo de 1949. Hijo de militantes apristas que sufrieron persecución y cárcel por sus ideas, ha trabajado desde su adolescencia para el partido. Conoció directa mente a Víctor Haya de la Torre en 1962, a los 13 años de edad.

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Alan García se licenció en Derecho en la universidad limeña de San Marcos, y en la Complutense madrileña se doctoró con una tesis sobre La concepción jerárquica de la sociedad y el derecho constitucional en la independencia de América, dirigida por Manuel Fraga Iribarne. Estudió Sociología en La Sorbona y regresó a Perú re querido por Haya de la Torre para incorporarse al partido a nivel ejecutivo.

En 1978 accede a la Asamblea constituyente y establece la nueva Constitución republicana, y en 1980 es elegido diputado aprista encabezando la lista del partido.

Con el 90% de los votos es designado en 1984 candidato presidencial de la Alianza para las elecciones de 1985, en las que resultó elegido por el 50% de los sufragios, con una participación electoral de más de tres millones de ciudadanos. Este porcentaje de votantes era inédito- en la historia de Perú.

Excelente orador en el estilo castrista -largos períodos oratorios extendidos durante horas en la madrugada-, da una sensación, molesta para sus enemigos, de completa seguridad en sí mismo y en la solidez de sus recetarios ideológicos apristas.

Formado electoralmente a la norteamericana -continuos sondeos de opinión, reelaboración sistemática de prioridades políticas o económicas, memorización obsesiva de los temas más candentes-, Alan García está casado en segundas nupcias con una ciudadana argentina con la que tiene tres hijos. El nuevo presidente peruano aporta otra hija de su primer matrimonio.

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