Tres cartas inéditas de Marcel Proust, publicadas en París
Un texto inédito de Marcel Proust, tres cartas que debían formar parte de una novela epistolar, ha sido dado a conocer esta semana en París. Según los críticos, las cartas contienen algunos de los elementos que aparecerán después en A la búsqueda del tiempo perdido.Se trata de un fragmento de un libro que debían haber escrito el propio Proust y tres de sus compañeros de liceo, Daniel Helavy, Louis de la Salle y Fernand Greglí. Cada uno asumía un personaje e intercambiaba cartas con los otros. Proust eligió ser Pauline Govres-Dives, una joven enamorada secretamente de un guapo suboficial. El proyecto de novela epistolar se abandonó pronto, pero dio ocasión a que Proust dirigiera al menos tres cartas a Daniel Helavy, que interpretaba el papel de Abad, amigo de Pauline.
Los herederos del amigo de Proust descubrieron los originales autógrafos y decidieron subastarlos el pasado 3 de julio. Los herederos del escritor, por su parte, autorizaron al diario Le Monde para que publicara los textos. Las tres cartas son, que se sepa, el primer texto literario de Marcel Proust. Fueron escritas en 1893, es decir cuando el autor contaba 22 años de edad, y precedieron en varios años a su primera novela.
En la primera carta, la más larga y bella, Pauline explica a Abad la última recepción de la temporada y describe el ambiente de melancolía que la rodea: "Piense en una persona que ha comenzado a amar y que acude a la última recepción con el sentimiento de que no volverá a ver durante meses a aquél a quien ama".
En otro párrafo, recogido años después, con variaciones, en El camino de Swan, Pauline escribe: "Cada vez que llueve me siento triste, en recuerdo de la época en que, siendo bien pequeña, pasaba horas en la ventana para ver si haría buen tiempo y si mi criada me llevaría a los Campos Elíseos, donde jugaba conmigo el niño que yo quería tanto como no podré querer nunca en mi vida. La más pequeña nube me ensombrecía".
El original de las tres cartas ocupa 21 páginas de escritura autógrafa y muestra el esfuerzo de Marcel Proust por identificarse con una figura femenina.
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