La justicia militar

Al leer la noticia de la sentencia contra los responsables del simulacro de fusilamiento de Abena, me causó indignación comprobar que por tal hecho la condena no fue más que de cuatro y cinco meses de arresto militar. La razón de mi indignación estriba en que tengo un hermano que fue condenado a seis meses y un día de prisión militar, que cumplió en Caranza (Prisión Militar de El Ferrol) por unos hechos que quedaban reflejados de la siguiente forma en la sentencia: "El soldado Jaime Ansorena Pérez, sobre las 6.45 horas del día once de mayo de 1984, se encontraba prestando servicio de centinela en el puesto denominado Enfermería, desplazándose al puesto también de centinela llamado de armamento donde se mantuvo dialogando con el centinela que allí presta su servicio, puesto que dista unos 80 metros de la garita que tenía asignada el procesado, encaminándose a continuación al portal de la Unidad de servicios donde penetró para observar si venía su relevo, siendo sorprendido a la salida del citado local por el Comandante de guardia". El ministerio fiscal pedía nueve meses. La defensa, después de pedir la libre absolución, en recurso al capitán general, solicitó infructuosamente que los hechos fueran considerados "una falta de inexactitud en el cumplimiento de las obligaciones reglamentarias" y no "como un delito de abandono de puesto de centinela".- .