_
_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Barbarie en Bruselas

Recordé, con pesar esta vez, el aforismo de Wilde: "La naturaleza sigue al arte". Estaba presentando en Madrid un libro sobre el Mediterráneo y los bárbaros: una semana después se ilustraban macabramente mis hipótesis en un partido de fútbol en Bruselas. Muchos se preguntan desconcertados cómo es posible que los ingleses, modelo de contención, fair play y flema, se comporten repentinamente como vándalos. La cuestión viene de lejos y no se comprende por qué se ha confundido tecnología con civilización, alfabetización con nivel cultural, y elites ilustradas con caracteres nacionales.Hay culturas que no son civilizadas. Civilización viene de cívitas, ciudad, y es el modo de ser generado por la vida urbana, el contacto diario en ágora y mercado, la apertura al trasiego humano y la noción de los límites que una ciudad -los egipcios la definían como encrucijada dentro de la muralla- conlleva. Cultura viene de cultivo, y es el modo de ser generado por la vida rural, a partir de la revolución neolítica que asentó a los nómadas primitivos en aldeas agrarias y caseríos dispersos. Bárbaro es el primitivo progresista, agitado del sopor ahistórico por contacto con culturas o civilizaciones limítrofes a las que penetra y ataca. La barbarie es un período transitorio entre primitivismo inofensivo y culturización o civilización.

Ninguno de estos conceptos es manejable a corto plazo, el paso de uno a otro nivel requiere siglos. Las culturas que aparecen en el 8000 antes de Cristo en Mesopotamia se civilizan en el 4000 antes de Cristo, y desde este foco se difunden las ciudades hacia el valle del Nilo, el Indo y el Hoang-ho, y después a la cuenca del Mediterráneo, hacia el 1000 antes de Cristo. Al norte del Loira y del Danubio, en la Europa del Norte, las ciudades aparecen a partir del siglo XIII. Dato sorprendente y fundamental, pues nos indica que los países que han acaudillado la revolución industrial e impuesto el modelo económico y social de Occidente desde 1750 son países con sólo 600 años de tradición urbana; EE UU y Rusia, con 200, frente a los 3.000 del Mediterráneo.

La civilización minoica de Creta fue la quintaesencia de lo mediterráneo: era una sociedad matriarcal sin ejército ni murallas. Fue destruida por los arios, y de su mezcla con los invasores dorios nació la Grecia de Pericles. Hermanas de esta civilización fueron Tartesos, en el solar de Al-Andalus, con sus leyes en verso, sus toros neocretenses y sus danzarinas con crótalos o castañuelas -que evocan el eco lejano del castañetear de los dientes de Apódita al emerger desnuda en las playas de Creta-, y los etruscos, con su pintura naturalista y la sonrisa arcaica, asentados en el solar toscano del Renacimiento.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

El símbolo de Europa, su mito ancestral, es la doncella raptada por el toro: la civilización matriarcal agredida por la violencia bárbara. Así la historia se repitió con los latinos atacando Etruria, los germanos invadiendo el imperio romano, los franceses destruyendo la civilización occitana de los trovadores, los guerreros norteños Al-Andalus, hasta que, con el Renacimiento y la urbanización del norte de Europa -Estocolmo se funda en el año 1600, fecha en que se introduce el tenedor en Inglaterra- parecía definitivamente restañada la fisura bárbara en el cuerpo de una Europa civilizada.

La ciencia mecanicista y la Ilustración, los grandes pensadores y poetas alemanes y anglosajones, los avances innegables de la racionalidad y la técnica nos hicieron reclamar para el Sur el modelo nórdico. Ortega acalló a Unamuno y tildó de insensato el castizo "¡Que inventen ellos!". Así las cosas, cuando Occidente parecía embarcado en una era dorada de progreso técnico y cultural, estallan las dos guerras civiles de Europa, también llamadas mundiales para repartir responsabilidades. Madariaga comentó amargamente: "Cuando Ortega nos había convencido de imitar a Europa, la modelo se le volvió loca".

¿Qué hay detrás de Coventry o Dresde, de Auschwitz y Katin? Hay una desmesura y una violencia que no se domeña con la alfabetización ni se compensa con filólogos y museos. Decía Madariaga, y la frase fue polémica, que puede ser más civilizado un campesino andaluz o un pastor de León que el viajero inglés que los contempla como etnógrafo. Y es que la cultura y la civilización no se improvisan: no basta ser rico para tenerlas, es menester sabiduría, solera, sutileza y una larga historia, cualidades que los nuevos ricos no poseen. La teoría según la cual la sangre joven de los bárbaros redimió a los degenerados sureños de su interminable invierno de Capua era propia de la época del desarrollismo entusiasta; ahora son los propios jóvenes nórdicos quienes viajan al Sur y reivindican la noción de la medida, denunciando en los partidos verdes y pacifistas la falacia del desarrollo sin límites, la racionalidad agresiva y el trabajo como fin en sí mismo. Quizá los comedidos apáticos y escépticos

Pasa a la página 10

Barbarie en Bruselas

Viene de la página 9

sureños tenían sus razones para tomar la vida con sosiego, que no era degeneración o molicie, sino mesura nacida del conocimiento.

Que hay en Inglaterra o Alemania minorías de un refinamiento exquisito es indudable, pero en el trasfondo de las elites que imprimen la imagen internacional de estos países se tiende reprimido un pueblo violento y agresivo, que se emborracha sin medida a días fijos y que, al pasar las fronteras y abandonar los mecanismos de contención de su país, se desborda y se excede.

Los hinchas hooligans ingleses del Liverpool se excitan por el alcohol o el entusiasmo competitivo, y no saben comedirse, arremeten blandiendo cuchillos contra los espectadores italianos, más ruidosos y gesticulantes que ellos, pero menos inclinados a pasar a las manos; los italianos huyen atropelladamente, y se produce la catástrofe. Los tópicos son tópicos porque son verdad, y aquí cada bando estuvo en su tópico y típico papel.

El Gobierno británico busca, desolado, soluciones al vandalismo de los supporters. Chirac ya los había proscrito de París hace unos años por similar, si no tan luctuoso, comportamiento; y los sectores moderados y bieripensantes, krausistas de nuestro país se preguntan sorprendidos cómo es posible que los ingleses hagan esto: ¿pero no quedamos en que los cultos eran ellos, y nosotros los atrasados? ¿No éramos los del Sur quienes debíamos europeizarnos imitando a los del Norte?

Los tres milenios de vida urbana en el Mediterráneo pesan mucho, los seis siglos de urbanización en el Norte pesan cinco veces menos. Y es este desequilibrio entre progreso tecnológico y falta de tradición civilizada lo que explica el uso vulgar que se ha dado a la tecnología y la bárbara supeditación del hombre a la máquina en las sociedades industriales organizadas según el modelo económico de los utilitaristas ingleses.

Conviene tener presente todo esto a la hora de entrar en el Mercado Común, porque hay formas de vida, elementos cualitativos de trato humano y mesura que los del Sur podemos aportar y a los que, en cualquier caso, no podemos renunciar. El nivel de vida en Occidente ha llegado a cotas de bienestar que permiten plantearse cuestiones de calidad, para lo cual será preciso que los países del Norte vuelvan sus ojos al Mediterráneo, más experto que ellos en disfrutar el nivel material alcanzado. La era de la cantidad y la eficacia tuvo que ser nórdica; la era de la cualidad y la estética ha de ser mediterránea.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_