García Pelayo abandonará el cargo antes de un año

El actual presidente del Tribunal Constitucional, Manuel García Pelayo, en caso de que no le corresponda ser sustituido como magistrado, agotará en julio de 1986 los dos períodos de tres años de permanencia en la presidencia que permite, como máximo, el artículo 9.3 de la LOTC, y tendría que dejarla, si bien podría permanecer como magistrado. Este supuesto no es probable, y García Pelayo, en ese caso, renunciaría a seguir en su cargo de magistrado. Así pues, esta presidencia quedará vacante en un año.

Según las mismas fuentes, el actual vicepresidente, Jerónimo Arozamena, parece el candidato idóneo para ser elegido por sus compañeros del alto tribunal como presidente, en caso de que en el sorteo de octubre no le corresponda cesar como magistrado. En este último supuesto, la candidatura de Arozamena sería bien vista para la presidencia del Consejo General del Poder Judicial, a la que se accederá por elección de tres quintos de los 20 vocales elegidos por el Parlamento, es decir por un mínimo de 12 consejeros. Fuentes socialistas ven problemas de plazos para esta elección, ya que los 20 nuevos consejeros deberán celebrar sesión constitutiva del nuevo CGPJ el 23 de octubre próximo, cuando es posible que todavía no se conozcan los magistrados del Tribunal Constitucional que han de ser renovados.

En función de estas variables, Hernández Gil podría optar a la presidencia de uno u otro órgano, e igualmente Rodríguez Aguilera, en quien, para presidir el órgano de gobierno del poder judicial, concurre la circunstancia favorable de ser magistrado, como ocurre con Arozamena.

Por otra parte, septiembre será un mes presidido por la negociación entre los grupos parlamentarios, ya que la elección de los 20 vocales del CGPJ ha de realizarse por tres quintos de votos de cada Cámara.