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Un hombre de 33 años, acusado de matar a su suegro de un navajazo en la calle de Orense

Un hombre de 33 años fue puesto el pasado domingo a disposición judicial acusado de haber asesinado el pasado día 16 a su suegro, Casiano Santamarina, de 63 años, funcionario del Instituto Nacional de Reforma y Desarrollo Agrario (IRYDA). El detenido, Luis López Rueda, ha sido calificado por todas las fuentes consultadas como un individuo de comportamiento extraño y violento. Pese a que nunca ha estado internado en una institución psiquiátrica, la policía y sus familiares afirman que tiene perturbadas sus facultades mentales.

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El crimen del que se acusa a Luis López Rueda fue cometido hacia las cuatro de la tarde del día mencionado. Casiano Santamarina acababa de abandonar su trabajo en el paseo de la Castellana, número 112, donde el IRYDA tiene unas oficinas, y se dirigía a pie a su casa, en la calle de Mártires de Paracuellos, número 7. El funcionario iba a cruzar un semáforo existente en el cruce de las calles de Orense y General Perón cuando un hombre se le acercó por detrás y, sin mediar palabra, le asestó un certero navajazo en la yugular.Un médico que pasaba por el lugar trasladó en taxi a Casiano Santamarina a la residencia sanitaria La Paz, donde falleció antes de ser operado. Los testigos de la agresión describieron al asesino como un tipo de 1,80 metros de estatura, delgado, de pelo moreno y rizado, que, pese al insoportable calor de la hora, lucía sobre sus ropas una gabardina. Más tarde, los familiares del difunto informaron a los inspectores del grupo de Homicidios de la Brigada de Policía Judicial, encargados del caso, que sospechaban de Luis López Rueda.

Luis López Rueda había estado casado con una hija de Casiano Santamarina. El matrimonio se separó hace unos dos años, tras una relación tormentosa en la que no faltó una denuncia en la comisaría de Tetuán de la mujer contra su marido por malos tratos. La mujer había precisado asistencia médica tras la agresión de su esposo. En otra ocasión, Luis López Rueda había atacado a su suegro y a dos de sus cuñados, todos los cuales también tuvieron que ser atendidos de lesiones leves.

Amenazas a sus padres

Pero la furia del sospechoso, según descubrieron pronto los inspectores, no se centraba sólo en su familia política. Cuatro días antes del asesinato de Casiano Santamarina en la calle, Desiderio López, padre de Luis, había presentado en la comisaría de Los Cármenes una denuncia contra su hijo, que, según manifestó, les había amenazado de muerte a él y a su esposa. La policía tenía ya un sospechoso del crimen de la calle de Orense, que dada la personalidad de la víctima, un hombre sin ninguna significación particular, carecía en principio de explicación. Por tanto, inspectores de paisano y policías nacionales organizaron un dispositivo de vigilancia en los domicilios de los familiares, naturales o políticos, de Luis López Rueda.El pasado viernes, Desiderio López avisó alarmado al 091. Su hijo, manifestó, había anunciado su intención de visitarle. Poco después, la dotación de un coche radiopatrulla localizó en las cercanías de la vivienda de Desiderio López a un individuo que deambulaba, al parecer, sin objetivo. Lo extraño era que ese hombre vestía una gabardina de invierno y esgrimía un palo de considerables proporciones. Fue detenido y resultó ser el sospechoso buscado.

Luis López Rueda ha negado ser el autor de la muerte de su suegro y, salvo esa declaración, no ha dicho ni una palabra más en las dependencias policiales. La policía no le ha encontrado ninguna navaja, pero sí manchas de sangre en la gabardina que llevaba. Otra prueba en contra del detenido es que poco antes de la muerte de su suegro estuvo en las oficinas del IRYDA, donde preguntó por el horario de salida de los empleados.

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