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Una experiencia insólita de teatro para niños se representa en el Retiro madrileño

Andrés Fernández Rubio

Un espectáculo para niños entre 6 y 10 años, cuyas características lo convierten en insólito dentro de este tipo de experiencias, se representa desde la pasada semana en el parque del Retiro, de Madrid. Su título es De aventuas por la luz, original de Luis Matilla. Uroc Teatro, que dirige Juan Margallo, ofrecerá esta obra hasta el 18 de agosto a un máximo de 160 niños por función. El montaje está subvencionado con cinco millones de pesetas por el Ayuntamiento de Madrid y con cuatro millones por el Ministerio de Cultura. La Comunidad de Madrid paga una parte de las entradas a niños de la región.

"Hemos situado", dice Margallo, "tres carpas hinchables junto al jardín francés: una amarilla, otra roja y otra azul, comunicadas por pasillos. Los niños hacen un viaje a través de los colores, y encuentran a diferentes personajes que les piden su opinión para resolver las situaciones. La esencia del espectáculo es la participación".Luis Matilla, que junto a Margallo lleva cinco años organizando, espectáculos para niños en el Retiro, es partidario de crear obras infantiles en las que prime la idea de un viaje lleno de sorpresas. "Si queremos formar espectadores", dice, "es importante hacer que el niño vea el teatro como algo que le sirva para el juego, la vida y la aventura. La especificidad del teatro para niños, que concibo hasta una edad de 12 años, es llegar a la participación utilizando instrumentos muy simples. Se trata de mover imaginativamente los objetos cotidianos, lanzando a los niños estímulos, de forma que alguno de ellos cuadre con su sensibilidad y humor".

Para Matilla es importante seguir una línea de animación en un teatro distinto al habitual: "La pasividad que supone para el niño ver la televisión, y los inconvenientes de un teatro a la italiana, con butacas en las que no puede revolverse y expresarse, plantea la necesidad de un teatro en el que los niños puedan sentirse libres y en el que, a partir de sus opiniones, unos actores-animadores sean capaces de transformar parte de la acción".

La falta de calidad en los espectáculos para niños es, según Matilla, muy corriente en España. "Aquí se piensa", declara, "que con unos títeres y otros elementos baratos el niño queda satisfecho. En Francia hay seis centros dramáticos para la infancia y la juventud que funcionan todo el año. En España es preciso normalizar el acercamiento de las pequeñas edades al teatro, elevar el nivel de calidad e intentar que el niño salga de la pasividad que supone la televisión y participe".

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