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La implantación del estado de emergencia en Suráfrica preocupa a Estados Unidos

El Gobierno de Estados Unidos se ha declarado "profundamente preocupado" por la situación en Suráfrica tras la implantación del estado de emergencia en las zonas más afectadas por los conflictos raciales."La situación se ha deteriorado hasta tal punto que el Gobierno surafricano se ha visto forzado a tomar medidas", señaló el Departamento de Estado en un comunicado hecho público el pasado sábado, informa la agencia France Presse desde Washington.

Ese mismo día, el presidente surafricano, Pieter Botha, había decretado el estado de emergencia en 36 distritos del país, incluida la región de Johanesburgo, con el fin de aumentar los poderes de la policía y el Ejército.

El Departamento de Estado norteamericano afirma: "Estamos profundamente preocupados por los disturbios de Suráfrica. Es una situación iniciada hace 11 meses y que no ha cesado de empeorar desde entonces. Todos los norteamericanos están preocupados por estos sucesos y sienten una profunda simpatía por las víctimas de la violencia en Suráfrica. Esperamos sinceramente que los disturbios se calmen, permitiendo al Gobierno surafricano dedicarse a la ejecución urgente de reformas".

Mientras tanto, los enfrentamientos han proseguido en las ciudades negras de la región de Johanesburgo y en Port Elisabeth, donde han muerto cinco personas -cuatro eran policías- desde el pasado sábado y varios cientos han sido detenidas en aplicación de las leyes del estado de emergencia.

Fracaso de las reformas

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Medios diplomáticos y comentaristas políticos de Johanesburgo han calificado la medida tomada por el Gobierno de Pretoria como el reconocimiento del fracaso de una política que pretendía garantizar el orden sin la adopción de reformas radicales de las estructuras del país.

Estas fuentes, consultadas por la agencia Reuter, creen que el estado de emergencia supondrá un incremento de la presencia de policías y soldados en las calles y una profundización de la fosa que separa a la minoría blanca en el Gobierno y los dirigentes de la mayoría negra. "Esto es una dramática indicación de que las autoridades han perdido el control de la situación", estima Robert Schrire, profesor de Política en la universidad de Ciudad del Cabo.

Los analistas destacan el hecho de que Botha, al anunciar la medida destinada a detener una escalada de violencia que ha costado más de 500 muertos en los últimos 18 meses, sólo hiciese una breve referencia al programa de su Gobierno de introducir reformas en el sistema segregacionista de apartheid.

Según estas fuentes, esto demuestra que Botha ha fracasado en su intento de negociar estas reformas con lo que él llama dirigentes negros moderados, ignorando a las organizaciones negras mayoritarias, como el Frente de Unidad Democrática. En estos momentos no hay ningún líder negro, ni radical ni moderado, dispuesto a conversar públicamente con el Gobierno de Pretoria.

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