La penúltima escapada
El tratado de extradición entre España y el Reino Unido que se firma mañana cierra la puerta del 'asilo millonario'
Alrededor de una veintena de los delincuentes británicos más buscados por Scotland Yard, algunos de ellos verdaderos magos de históricos y rocambolescos robos y estafas, encontraron en España sus asilos millonarios después de que en 1978 no se renovara entre ambos países el tratado de extradición.
Durante estos siete años, estos fastuosos turistas han permanecido en nuestro país sin peligro alguno, pero, tras la firma del tratado de extradición entre España y el Reino Unido que entrará en vigor a primeros del próximo año, su estancia puede verse peligrosamente dificultada.
En el futuro, según regula el nuevo convenio bilateral, tienen la posibilidad de permanecer en España si poseen los permisos correspondientes, pero sin poder salir del país. En el caso de que traspasaran las fronteras españolas y volvieran a entrar, estos súbditos británicos podrían ser detenidos y entregados al Reino Unido, según la nueva disposición, siempre que exista una orden de busca y captura por sus supuestos delitos. Según ha sabido este periódico, algunos de ellos parece que pueden decidirse por abandonar definitivamente España para evitar riesgos innecesarios e instalarse en un país que les ofrezca la seguridad que necesitan, como puede ser Brasil u otro Estado suramericano.
En nuestro país han encontrado su residencia en las más lujosas urbanizaciones de la Costa del Sol (Málaga) el cerebro y los principales hombres de las bandas que, según la policía británica, llevaron a cabo dos deslumbrantes robos que acabaron con el mito del grupo que protagonizó el famoso asalto al tren de Glasgow en 1963, con un botín de 500 millones de pesetas.
El 4 de abril de 1983 desaparecieron de la compañía Security Express 6.375.205 libras esterlinas (alrededor de 1.500 millones de pesetas). El golpe fue perfectamente calculado y la policía británica acusó a Clifford Eric Saxe de ser el cerebro de la operación. Saxe vive relajadamente en la lujosa urbanización La Capellanía, de Benalmádena.
'El robo del siglo'
El segundo robo fue considerado el golpe del siglo y con seguridad es el más importante y espectacular de la historia del Reino Unido. El 26 de noviembre de 1983, una banda de seis hombres armados y enmascarados obtenía sencillamente de un depósito de seguridad próximo al aeropuerto londinense de Heathrow un cargamento de cerca de tres toneladas de oro, valorado en unos 30 millones de libras esterlinas (más de 6.000 millones de pesetas). No quedó un solo rastro. Nadie se ha podido explicar todavía cómo pudieron evaporarse tres toneladas de oro. Scotland Yard cree que este robo tiene similitud con el llevado a cabo contra la Security Express.
John Palmer, un importante joyero inglés de 34 años, fue acusado por la policía de su país de ser uno de los principales organizadores del robo del siglo. El pasado mes de febrero llegó a Tenerife, junto con su mujer y sus dos hijos. A los pocos días desapareció repentinamente, después de haber manifestado que era inocente y que pensaba regresar a su país tras unas vacaciones en España. Se desconoce actualmente su paradero.
Varios de los principales acusados por Scotland Yard en estos dos robos permanecen en la Costa del Sol, donde han introducido más de 1.000 millones de pesetas en propiedades inmobiliarias y en metálico. El dinero se encuentra ingresado fundamentalmente en los bancos Zaragozano, de Andalucía y Atlántico.
Las sospechas sobre los implicados en el robo del siglo recaen además de en John Palmer, sobre Eric Saxe y los hombres que viven cerca de él en la Costa del Sol Knight, Foreman, Mason y Everett.
Sin embargo, para la policía británica no ofrece dudas que el cerebro del robo al Security Express es Clifford Saxe, de 59 años, quien compró dos lujosos chalés en la urbanización La Capellanía de Benalmádena. Hoy ha vendido uno de ellos -Villa Erika- a un alemán amigo suyo y, según fuentes de la inmobiliaria, está intentando vender el segundo -Villa Gemma-. La esposa de Saxe manifestó a este periódico que su marido se encontraba fuera y no tenía pensado por el momento salir del país, puesto que el caso está en manos de sus abogados. Afirmó que Saxe no quería hablar con la Prensa, y recalcó que no intentáramos ponernos nuevamente en contacto con su marido. La mujer de Saxe afirmó también que sus abogados están estudiando acciones legales contra la Prensa británica por numerosas acusaciones infundadas contra éste.
John Leonard Knight, detenido por su implicación en este robo, cometió el error de haber pasado una temporada en Marbella y volver confiado a su país, donde fue inmediatamente detenido. Leonard Knight compró durante su estancia en la Costa del Sol un chalé en la misma urbanización que Saxe y un apartamento en el edificio Eva Mar, de Fuengirola, que adquirió por 4.700.000 pesetas.
El hermano de éste, Ronald Knight, posee dos lujosos apartamentos en la urbanización La Alcazaba, de Marbella, y el chalé El Limonar, en la Capellanía, de Balmádena, muy próximo al de Saxe.
Ronald Knight, que ha negado su participación en esos robos y al que Scotland Yard acusa de otros delitos, ha iniciado las gestiones para vender sus apartamentos marbellíes y está mejorando su chalé de Benalmádena, por el que pide 35 millones de pesetas, ya que este precio ha sido rechazado por la situación actual de la edificación. Este chalé le costó hace dos años 14 millones.
'Desaparecidos'
Su compañero afirmó a este redactor que Knight se encontraba fuera de España y no quería hablar con periodistas. Después de merodear por los alrededores del chalé intentando observar si Knight se encontraba allí, pues su vehículo, un Honda blanco con matrícula turística de Dinamarca, DK 40656, la compañera de éste, que observó la constante presencia del periodista, salió en su busca, confundiéndole con un policía, y afirmó, bastante malhumorada: "Esto es una sociedad privada y no necesitamos policía".
La esposa de Frederik Foreman, otro de los supuestamente implicados en el robo al Security Express, afirmó en el apartamento número 841 de la Alcazaba de Marbella que su marido no se encontraba en casa y no sabía cuándo volvería. El proceso fue similar a los anteriores, aunque la esposa de Foreman destacó por su amabilidad: "Tomaré su teléfono y le diré a mi marido que se ponga en contacto con usted si desea hablarle". No hubo llamada alguna.
John James Mason y Ronald James Everett, también presuntamente implicados en estos delitos, llevan varios días sin ser vistos por sus respectivos apartamentos que poseen en el edificio Parque de Marbella.
Todos ellos han sido vistos frecuentemente en numerosas ocasiones en el casino de Benalmádena, en Puerto Banús y en la Sociedad Británica Villa Luisa de este mismo pueblo costero. Durante su llegada a España mantuvieron una actitud reservada. No salían a menudo. Se visitaban poco entre ellos. Pero pasaron de la discreción a la actual vida de pubs, casinos y diversiones, siempre, por supuesto, sin ninguna actividad gracias a los supuestos desorbitados beneficios de sus impecables robos. Saxe, el cerebro del grupo, es el único que suele ir acompañado de un corpulento guardaespaldas alemán.
Scotland Yard, en Málaga
Policías británicos de Scotland Yard han mantenido contactos con las autoridades españolas para obtener información sobre estas personas y la colaboración ha sido constante para localizar sus movimientos. El verano pasado se trasladaron a Málaga los investigadores Butler y Farley, con la correspondiente autorización española para recabar información sobre ellos. Según fuentes policiales solventes, estos contactos se han mantenido a lo largo de todo este año.
En la Costa del Sol también han sido localizados otros importantes delincuentes de esta nacionalidad. Peter Dixon, que logró estafar 42 millones de libras esterlinas a la compañía Lloyd's, se ha evaporado de su chalé en la urbanización Guadalmina, de Marbella. También se ha perdido la pista en Estepona a Bernard Kay, que estafó dos millones de libras a industriales británicos.
Estos nombres forman una pequeña muestra de la acogida que hasta ahora han obtenido en España estos súbditos británicos. Como dice un buen conocedor de esta zona y propietario de un restaurante de Puerto Banús, "la pólvora está concentrada aquí. Si hay que explotar algo, por aquí hay que encender la mecha".
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