Solchaga rebaja las previsiones de crecimiento de la economía para el actual ejercicio a un 1,9%

El nuevo cuadro macroeconómico rebaja las primeras previsiones hechas (crecimiento del producto interior bruto del 3%; de la formación bruta de capital del 5,5%; y de la inflación, un 7%) a principio de año, pero también las elaboradas por el equipo de Economía y Hacienda a principios de mayo, cuando Miguel Boyer, junto con Carlos Solchaga (entonces ministro de Industria y Energía), Joaquín Almunia (ministro de Trabajo y Seguridad Social) y Mariano Rubio y Luis Ángel Rojo (gobernador y director del Servicio de Estudios del Banco de España) se reunió en La Moncloa con el presidente de Gobierno para analizar la nueva política económica a aplicar.En aquella reunión -conclusión de otra celebrada el 3 de abril en plena Semana Santa- se modificó a la baja por primera vez el cuadro macroeconómico trazado, a la luz de la evolución de los principales indicadores económicos durante los primeros meses del año. El crecimiento económico se redujo a una banda entre el 2,1% y el 2,6%, como consecuencia del menor crecimiento experimentado por la economía internacional y de la depresión del mercado interno y de las exportaciones españolas.

Desde finales de marzo, expertos del Ministerio de Economía, junto a personas de otros organismos -principalmente el Banco de España- revisaron todas las previsiones oficiales. El descenso en la tasa de crecimiento de la economía de Estados Unidos y las tendencias de los principales países de Europa Occidental obligaban a replantearse el sector exterior. Las tensiones inflacionistas reflejadas en los primeros meses del año ponían muy dificil alcanzar una tasa de inflación en diciembre de este año del 7% (el ministerio estima una subida del índice de precios al consumo de junio entre el 0,1 % y el 0,2% y en julio en torno al 0,6%). La caída de la demanda interna, consecuencia de la fuerte depresión de la economía española, imposibilitaba también alcanzar estos objetivos.

La Comisión Delegada de ayer estudió las líneas básicas del nuevo presupuesto y sobre todo el volumen y financiación del déficit público, considerado nuevamente como problema prioritario para la de la economía.

El proyecto de presupuestos para 1986 tiene planteado como problema básico lograr reducir el volumen del gasto público, antes de costes financieros, por debajo de la tasa de inflación prevista para que la suma de estos gastos con la carga de la deuda pública -que durante este año ha seguido creciendo- represente un porcentaje menor del PIB. Junto al freno en el crecimiento del déficit público, la necesidad de reducir la inflación es otro de los objetivos prioritarios, para lo que Carlos Solchaga se ha comprometido recientemente a seguir manteniendo la política monetaria como único instrumento que permita llegar a ello.

Cuevas señaló tras su entrevista con el ministro de Economía que le "había visto preocupado por el gasto y el déficit público" y que consideraba que Solchaga había entendido claramente la necesidad de capitalizar las empresas, no sólo mediante la reducción de los costes salariales y de las cuotas de la Seguridad Social, sino también mediante mejores tratamientos fiscales a las plusvalías e incentivos para las aportaciones de capital a las sociedades.