El Parlamento libio-marroquí reitera el carácter árabe de Ceuta y Melilla
El Parlamento unitario libio-marroquí confirmó el miércoles en Casablanca una resolución que "reitera el carácter árabe de Ceuta, Melilla y las islas Chafarinas y la necesidad de liberarlas". La resolución en cuestión, confirmada después de que la han aprobado el rey Hassan II y el coronel Muammar el Gaddafi, copresidentes de la unión libio-marroquí, fue adoptada el fin de semana pasado en Rabat, en la primera sesión conjunta del Parlamento unitario que componen 60 diputados marroquíes y 60 miembros del Consejo Popular (Parlamento libio).
El rey Hassan II dijo el miércoles en Casablanca, al clausurar la primera reunión de la Asamblea común, que se sentía "muy satisfecho por las recomendaciones adoptadas, que demuestran que los representantes de los dos pueblos están a la altura de sus responsabilidades".
El contencioso que mantiene Marruecos contra España, a propósito de Ceuta y Melilla, pasa así a formar parte de Ios objetivos que se propone alcanzar la unión libio-marroquí, y que serán objeto de seguimiento por las cuatro comisiones de trabajo creadas por este Parlamento: economía, política, defensa y estrategia y cultura.
La afirmación contenida en la resolución sobre la "necesidad de liberar Ceuta y Melilla" puede, según las interpretaciones sean libias o marroquíes, llevar a un escalón mayor la afirmación reiterada en febrero pasado por el rey Hassan II a Televisión Española de que para Marruecos este problema "sólo, puede tener una solución política".
Esta no es la única contradicción con posiciones marroquíes anteriores y actuales contenida en las primeras resoluciones del Parlamento unitario, aunque sí puede ser la única en que no preocupe a ninguno de los dos países incurrir en ella. La resolución Rama también a la liquidación de las bases militares extranjeras en el Mediterráneo, lo cual puede resultar en cierta medida embarazoso para Libia, que concede facilidades en el puerto de Bengasi a la flota soviética del Mediterráneo, y para Marruecos, que en virtud de los acuerdos militares con Estados Unidos en 1982 pone a la disposición de la Fuerza de Intervención Rápida estadounidense todas las bases marroquíes.
Sin duda, los objetivos que se han fijado los parlamentarios libios y marroquíes, que serán integrados en las decisiones en la próxima reunión de ambos Gobiernos para coordinar sus políticas interior y exterior, tal como prevé el tratado de Uxda, arroja por lo menos una cierta incertidumbre sobre el espíritu y la intención de las maniobras conjuntas hispano-marroquíes, la segunda de las cuales, el ejercicio aéreo Atlas 85, que comenzó el pasado 8 de julio, no ha recibido ninguna atención en la Prensa marroquí.
La alianza libio-marroquí permite dudar si Marruecos, al menos por lo que proclama, comparte los mismos criterios defensivos de España y considera a los mismos países como adversarios potenciales, o comparte los de Libia.
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