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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Escribir y pensar bien

Ésta es la segunda carta que escribo en muy poco tiempo. La anterior tampoco me la publicaron, pero me hizo mucha ilusión que el ordenador personal del señor director tuviera el detalle de contestarme, y por eso me vuelvo a animar, aunque no sea más que por continuar la amable correspondencia con ese aparato. Como sabe el querido ordenador, vivo en Berna (Suiza), y ello me da acceso cómodo a la edición internacional de ese diario, de forma que aunque lleve días sin comprarlo, cada martes -que es cuando llega la edición del lunes- puedo recuperar un poco de la doctrina que nos enseñan paternalmente.No quisiera que este tono irónico confundiera a nadie, porque lo tengo que utilizar para distanciarme un poco, pues tengo que confesar que también para mí es uno de los mejores periódicos de Europa y, por tanto, del mundo. Pero para no caer en lealtades cegadoras, las personas como yo debemos agarrarnos a las posibilidades que nos da nuestra propia cabeza de mantenerse suficientemente aireada.

El lunes 24, la edición de El País Internacional recogía un comentarío de María Zambrano que había salido el día 16 de junio y que ¡ya era hora! Era el justo pago a la es pera de años y años, y a la búsqueda, página tras página, en libros y periódicos. Muchos sabíamos que algo así tenía que haberlo dicho alguien, pero por si faltara, María Zambrano lo recordó en Del escribir claro, consistente y veraz como una piedra preciosa. Sí, un poco pretenciosa la comparación, y hasta antigua, pero es que no hay más remedio, no hay cómo evitarlo, es así. Parecía que, desde el púlpito de sus páginas casi personales, los críticos literarios -curiosamente concordantes- no podían permitir deslices, y que valores como la pura novedad y la originalidad forzada eran la única posibilidad o equivalencia de la calidad. Últimamente me preocupaba un poco no estar de acuerdo con casi ninguno, casi nunca. Pero es que había algo más, o algo sobre ello, o algo debajo, mezclado, donde sea, y el decir de la escritora el pasado día 16 no hay escritor cabalmente sabio, ni filósofo mínimamente sensible, que se lo quiera discutir. Bueno, eso creo yo, aquí en este cráter de Centroeuropa, un poco distanciada, pero así con mejor perspectiva, para continuar observando y disfrutando de la realidad cultural de mi país.. Esto es todo, querido ordenador, nada apasionante como un magno asesinato, ni una catástrofe marina, sino pequeño y silencioso como la vida casi siempre; por eso te lo cuento a ti, para que tú también te entretengas, maquinilla de apariencia inmóvil-

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